QUEEN ELIZABETH N.P.(10 / 09 / 2023) |
Por: Miquel À. Pérez-De-Gregorio i Capella
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A pesar de las nubes, en la zona de Kasenyi, en el Queen Elizabeth N.P., se podían divisar las míticas montañas Ruwenzori. Se tata de una pequeña cordillera africana situada en la frontera entre Uganda y la República Democrática del Congo, que llega hasta los 5109 m en el monte Stanley, lo que le hace ser la tercera cumbre de África después del Kilimanjaro y el monte Kenia. Es unas de las pocas cadenas montañosas de África con glaciares.
El 10 de septiembre, tras el intenso safari en barca por el canal de Kazinga, seguimos nuestro safari por el Parque Nacional Queen Elizabeth. De hecho, el canal de Kazinga forma parte del parque, pero yo he preferido separar en cuatro capítulos los diferentes ambientes de esta reserva ugandesa. Esta reserva ocupa aproximadamente 1.978 kilómetros cuadrados, y es conocido por su abundante vida silvestre, que incluye elefantes, búfalos, kobos ugandeses, hipopótamos, etc. En total, el parque alberga 95 especies de mamíferos y más de 600 especies de aves. Queen Elizabeth es uno de los destinos turísticos más populares de Uganda y recibe anualmente uno de los mayores números de visitantes de todos los parques nacionales del país.
Una polluela o guión africano (Crex egregia) sorprendido en pleno baño. Una ave preciosa
No menos bello es el bubú cabecinegro (Laniarius erythrogaster), que puede verse en la sabana seca, las zonas arbustivas húmedas subtropicales o tropicales, y las praderas bajas inundables subtropicales o tropicales.
Imagen del lago cráter de Nyamunuka, cuya alcalinidad hace que, salvo los flamencos, no haya vida animal. Su nombre significa "olor animal", aunque ciertamente el olor es a sulfuro. Tras nuestro regreso, nos enteramos que en esa zona, un grupo de islamistas radicales habían asesinado a dos turistas y su guía ugandés muy cerca de allí.
Un varano del Nilo (Varanus niloticus) cruza por el camino delante de nuestro 4 x 4
Las avefrías, en general, son aves muy valientes protegiendo a sus crías, enfrentándose a animales mucho mayores. La avefría senegalesa (Venellus senegallus), no es una excepción, e intentan amedrentar a quien se acerque a sus crías
El hipopótamo (Hippopotamus amphibius), es el 5º animal terrestre más grande del mundo. Pasan el mayor tiempo del día en el agua, y se aventurar a salir de noche, cuando el sol africano no puede dañar su fina piel ni resecarla. De día, o al anochecer, les encanta darse un baño de barro, como este ejemplar que, ante el placer del tratamiento dérmico, ni se inmutó ante nuestra presencia
El fotógrafo de safari, no puede dejar pasar la ocasión de verse reflejado en el ojo de un hipopótamo, como en este caso
Otra de las avefrías del Parque, menos común que la senegalesa, es esta avefría lúgrube (Vanellus lugubris)
El atardecer es una hora mágica en la sabana africana. Todo parece en calma, pero en realidad, es la pausa que dará pie a la noche, donde los depredadores salen de caza. En la imagen, unos antílopes de agua (Kobus ellipsiprymnus) y unos kobos de Uganda (Kobus bob thomasi), toman los últimos rayos de Sol, con unas impresionantes Euphorbia candelabrum de fondo.
Como el sol ya va de baja, un grupo de hipopótamos sale a pastar
Cuando ya no nos lo esperábamos, nuestro guía, Gilbert, se cruza con un ranger que ya se iba para su casa en moto, y tras una charla en luganda, Gilbert nos dice que le va a indicar dónde hay unos leones. Serían los primeros de nuestro viaje a Uganda. Un par de jovenzuelas que estaban aún desperezándose, y preparándose para la caza nocturna
El Rey de la sabana, o mejor dicho en este caso, la Reina leona (Panthera leo). Nosotros ya habíamos visto muchos leones en todos los viajes por África, pero siempre es una ilusión verlos, y más en un país, como Uganda, donde no es tan fácil verlos como en Kenya o Tanzania.
Como habréis podido comprobar, el 10 de septiembre fue un día intenso y lleno de emociones, y tras la sorpresa de los leones, nos retiramos a nuestro alojamiento en el parque, que sería el Buffalo Safari Lodge, muy cerca del canal de Kazinga. Muy buen alojamiento, aunque como pasó en varios de los del viaje, tuvimos poco tiempo para disfrutarlo. Llegamos de noche, y nos fuimos al amanecer. Pero a un safari no se va a dormir o descansar en la piscina. Eso sí, me quedaron ganas de hacer "safaris" por sus jardines, que prometían mucho. Tras una buena cena y hablar con la familia gracias al wifi de su zona de descanso, junto al comedor, nos fuimos a dormir, que a la mañana siguiente nos esperaba otra gran aventura.
Vista exterior de nuestra cabaña en el Buffalo Safari Lodge
Detalle de la cama de nuestra habitación
En esta crónica, además de esta introducción, podréis encontrar el siguiente contenido:
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