BWINDI IMPENETRABLE FOREST(12 y 13 / 09 / 2023) |
Por: Miquel À. Pérez-De-Gregorio i Capella
|
El bosque impenetrable de Bwindi, hogar de los gorilas de montaña
El 12 de septiembre, tras haber conseguido ver por fin los leones trepadores de Ishahsa continuamos hacia nuestro próximo destino: el Bosque Impenetrable de Bwindi. Llegaba por fin el punto culminante del viaje: el avistamiento de los gorilas de montaña. Una vez más, tenemos por delante una ruta larga. No tanto por los quilómetros, entre 130 y 180, dependiendo de la carretera, pero lo que es seguro, es que necesitaremos entra 4 y 5 horas para hacerla. Por ello, alrededor del mediodía, paramos en la localidad de Kanungu, en el restaurante The Farmers Lounge, para comer en su terraza. Por el camino, vamos viendo poco a poco el cambio de paisaje. De los 900 y pico metros de altitud de Ishasha, vamos a pasar a los algo más de 2.000 de Bwindi. Es un mundo totalmente rural, y nos cruzamos muchos campos de té, y numerosos poblados, repletos de niños que nos saludan al grito de "muzungu, how are you ?". Sus sonrisas son difíciles de olvidar, y te gustaría parar a cada instante para saludarlos y charlar con ellos. Anna lleva desde España un montón de libretas y lapiceros. Cuando vemos algún poblado que nos parece "más necesitado", le decimos a Gilbert que pare e intentamos repartir esos "regalos" de manera ordenada. A diferencia de otros países africanos, nadie nos pide dinero o comida. Tampoco los adultos quieren vendernos nada. Solo quieren saludarnos, y se muestran muy agradecidos de esos presentes: lapiceros de colores y libretas. Vamos subiendo y bajando colinas sin parar. Realmente el reino de los gorilas está muy lejos de todo...
Campos de cultivo cerca de la población de Bukimbiri
Un grupo de chavales en los alrededores de Kanungu, tras haber recibido nuestros lápices de colores
Tras un buen rato de circular por pistas de tierra, llegamos de nuevo a una zona asfaltada. Gilbert nos cuenta que hemos dado un pequeño rodeo para evitar ua zona en obras, que nos hubiera demorado un par de horas más. Por fin llegamos a nuestro alojamiento: el Rushaga Gorilla Camp. Cuando contratas un viaje en el que se incluye el trekking de gorilas, al pagar el permiso a la UWA, se te asigna un alojamiento de manera provisional, pero siempre va a depender de qué sector del parque te corresponda. En nuestro caso, el alojamiento previsto desde un principio, fue al final el mismo, y la verdad es que nos gustó mucho. Es un alojamiento rústico, sencillo, pero gestionado por la comunidad local, y en una zona increiblemente bella, y muy cercana a las oficinas del Parque del sector de Rushaga, en donde haremos el trekking a la mañana siguiente. Nada más llegar al Rushaga Gorilla Camp, comprobamos que la temperatura ha bajado considerablemente, y nos recibe con lluvia. No es un aguacero, pero llueve. Cruzamos los dedos porque al día siguiente la lluvia nos respete. Al poco, para de llover, y como el wifi no funciona demasiado bien en la habitación, decidimos ir a la zona del bar-comedor. Al llegar, nos ofrecen té o café gratis, y nos informan que en un rato, habrá una demostración de bailes tradicionales a cargo de la asociación de mujeres del poblado. Cogemos sitio, y disfrutamos en primera fila, con un telón de fondo de la selva de Bwindi. Cuando lo recordamos ahora, ya en casa, aún lo valoramos más. Bwindi es un sitio increíble. Llega la hora de cenar. Es un buffet libre, sencillo pero suficiente, y cenamos algo caliente. Durante la sobremesa oímos hablar de los trekking de esa misma mañana, con gente que ha estado caminando 5 o 6 horas por la selva, bajo la lluvia, y a penas han visto dos o tres gorilas. Nos entra un poco el "pánico", y le preguntamos a Gilbert si hay previsión de lluvias. Maybe, responde. En Bwindi llueve casi a diario. Por eso está todo tan verde y exhuberante. Ya hacía días quele habíamos "sugerido" a Gilbert que queríamos ver gorilas, pero no "dejar la vida en ello", y que dentro de lo posible, nos asignaran a un grupo de nuestra edad, y que no tuviera que pasarse horas y horas selva a través. "No problem", nos dijo Gilbert. Y con esas palabras, nos fuimos a dormir. Ya os podéis imaginar que esa noche, poco dormimos. Entre el miedo a la lluvia, a la dureza de la caminata (habíamos oído y leído de todo), y el propio hecho de estar junto a los gorilas salvajes, nos impidió conciliar mucho el sueño. Yo, además, antes de salir de viaje, revisioné la película "Gorilas en la niebla" (1988), y me volví a emocionar con la misma.
Detalle de nuestra habitación en el Rushaga Gorilla Camp
Un detalle de la actuación de la asociación de mujeres de Rushaga
Los bailes y cantos se entremezclaban con el fantástico escenario natural de la selva de Bwindi
Como Gilbert nos pidió que llegásemos tempranos, los primeros a poder ser, a las oficinas del Parque, para asegurarnos el poder ir en un grupo que pudiese hacer una caminata no tan dura, madrugamos un poco y tras el desayuno, pusimos rumbo a las oficinas, pasando por el poblado de Rushaga. Al salir del lodge, la niebla lo envolvía todo, y hacía frío. No un frío insoportable, pero sí para ir bien abrigado. Llevamos un pic-nic y agua (te piden que lleves al menos 1 o 2 litros por persona). Una vez llegados a la oficina, entregamos nuestros pasaportes a Gilbert y esperamos en una especie de gradas, donde nos darán una charla de cómo va a ser la cosa. Quiero reclacar que Gilbert se encargó de todo, así como de conseguirnos meternos en un grupo que fuera de caminata no muy dura, sin que tuviésemos que darle dinero extra por ello.
El Parque Nacional Impenetrable de Bwindi se encuentra en el suroeste de Uganda. El parque forma parte del Bosque Impenetrable de Bwindi y está situado a lo largo de la frontera con la República Democrática del Congo, junto al Parque Nacional Virunga. Está compuesto por 321 kilómetros cuadrados de bosque montano y de tierras bajas, solo accesibles a pie. Es un sitio de Patrimonio Mundial de la UNESCO. La diversidad de especies es una característica del parque, con unas 120 especies de mamíferos, 350 de aves, 310 de mariposas, 27 de ranas, camaleones, geckos y muchas especies en peligro de extinción. Florísticamente, el parque se encuentra entre los bosques más diversos de África Oriental, con más de 1.000 especies de plantas con flores, incluidas 200 especies de árboles y 104 especies de helechos. Bwindi es un santuario para monos colobos, chimpancés y muchas aves como cálaos y turacos, pero su principal atracciónson los más de 400 gorilas de Bwindi, la mitad de la población mundial de gorilas de montaña, especie en peligro de extinción. 14 grupos de gorilas de montaña habituados están abiertos al turismo en cuatro sectores diferentes: Buhoma, Ruhijja, Rushaga y Nkuringo, todos bajo la gestión de la Autoridad de Vida Silvestre de Uganda (UWA). El trekking de los gorilas empieza por una asignación de los grupos de personas a una familia concreta de gorilas. El número máximo de turistas es de 8 personas, y los rangers intentan fromar los grupos teniendo en cuenta la edad y condición física, siempre que sea posible. Junto con las 8 personas, va uno o dos rangers armados. Formalmente, por la presencia de elefantes, pero la cercanía a la frontera con la R. D del Congo, hace que se tomen esas precauciones. Junto con los rangers, hay varios rastreadores que, desde primeras horas de la mañana, se dedican a rastrear la zona, en buesca de la familia de gorilas asignada. Una cosa es que se trate de gorilas habituados a la presencia humana, y otra distinta es que no seas aniales salvajes. Los gorilas viven el libertad, y se mueven por donde quieren, en busca de alimento. Hoy pueden estar a 1 km del poblado, y mañana a 20. Una vez los rastreadores los localizan, lo comunican a los rangers, y los turistas deben dejar todo lo que lleven, salvo la cámara fotográfica y/o el teléfono móvil en silencio. El uso de flash, como es obvio, está prohibido, así como llevar ningún tipo de comida encima. También deben dejarse otros elementos, como trípodes, bastones de caminar, etc. Una vez está todo el grupo de turistas con los gorilas, hay un tiempo máximo de una hora con ellos. Las reglas básicas son estar en silencio, no hacer movimientos bruscos, y no acercarse a menos de 10 o 7 metros. La típica pregunta que hace todo el mundo es: ¿Y si se acercan ellos? Pues la respuesta es conservar la calma, apartarse lentamente si van en nuestro camino, y si se diera el caso de que el macho, el silverback, hiciese una carga, no salir corriendo y agacharse, en señal de sumisión. Dicho así, parece fácil, pero... Otra cosa a tener en cuenta es el estado físico. Y no me refiero a la capacidad de andar por la selva a esa altitud, que también, sino al estado de salud puntual. Estos simios comparten en un tanto por ciento altísimo el ADN humano, por lo que podemos contagiarles cualquier virus que padezcamos. Por ello, a pesar de que hayamos pagado los 700 $ USA del permiso, si se detecta que tenemos fiebre, diarrea o un fuerte constipado, no podremos realizar el trekking. El pelaje del gorila de montaña, a menudo más grueso y largo que el de otras especies de gorilas, les permite vivir en temperaturas más frías. Los gorilas pueden identificarse por las huellas nasales únicas de cada individuo. Los machos alcanzan una altura de pie de 161 a 171 cm, una circunferencia de 138 a 163 cm, una envergadura de brazos de 2 a 2,7 m, y un peso de 120 a 191 kg. Las hembras son más pequeñas, con un peso de 70 a 98 kg. Los gorilas de montaña son vegetarianos, y en general, son muy tranquilos y apacibles, siendo muy raros los casos de ataques reales. La familia de gorilas que nos ha tocado se llama Busingye, que en el idioma local significa "paz". Empezamos bien. Este grupo de gorilas se escindió de otro mayor en 2012, y cuenta con un espalda plateada (silverback) y entre 8 y 10 miembros más, incluyendo varios bebés.
Amaneciendo en el Rushaga Gorilla Lodge
Un instante del breefing a cargo de Luke, el jefe de los rangers que, a la postre, sería nuestro guía
El grupo saliendo del poblado de Rushaga. En primer término, Anna y Ruthi, una porteadora local que la ayudó a llevar las cosas y en la caminata.
Poco a poco vamos dejando el poblado atrás y penetrando en la selva de Bwindi. Por suerte, nuestras pregarias han tenido éxito y hace un día espléndido, sin ni una nube en el cielo. De hecho, al final de la jornada llegamos a pasar un poco de calor
Cuando llevábamos andando a penas una hora, los rangers nos ordenan que dejemos todo salvo las cámaras, que los gorilas están cerca. Yo pregunto que ¿cuánto de cerca? Y me responden que a escasos metros. Ya no se puede estar más nervioso. Unos pasos más y.....
Aunque la luz no es la ideal (estamos un poco a contraluz), más que en las fotos solo pienso en el momento. Estoy rodeado de 8-10 gorilas de montaña (Gorilla beringei beringei), a escasos metros. No me lo puedo creer.
Tras las primeras fotos, le indico a Luke, nuestro ranger, que la luz no es buena, y me dice que vamos aintentar dar la vuelta, para tenerlos con el sol a favor. Me estira la mano y me dice que le siga. Yo pienso ¿por dónde? estamos en plena selva y no hay nada que se parezca a un camino. En la hora de ruta, ya hemos resbalado más de una vez, y yo incluso he rasgado mis pantalones nuevos de trekking. No lo pienso y le hago caso, y sin saber ni dónde pongo los pies, le sigo ciegamente. Ni siquiera miro el desnivel que tengo a mi izquierda, por el que si caigo, rodaría varios metros entre ortigas y matas espinosas. No es momento de ser miedoso. Me indica que siga solo, y me encuentro a menos de un metro y medio del silverback. Luke me dice que me deja acercar tanto porque hay vegetación de por medio, pero que me ponga la mascarilla. Nunca imaginñe está tar cerca de un espalda plateada.
El grupo se va moviendo, buscando tallos y hojas frescas, hasta situarse en una especie de vaguada. Luke nos dice que aprovechemos, que cree que estarán allí un rato. Una vez más, moverse por ese terreno es casi imposible, por lo que decido romper el protocolo y deslizarme culo en tierra para situarme en una posición cercana y más alta que los gorilas. Por suerte, puedo frenar antes, ya que si no, le hubiera dado un abrazo al silverback. Una vez situado, observo como va alimantándose tranquilamente, tan solo molestado por el bebé que tiene detrás, que como hacen los bebés humanos, no para de dar la vara...
Aunque normalmente se alimentan en el suelo, también lo hacen subiendo a los árboles, como en este caso
El gran silverback sigue alimentándose tranquilamente sin atender a la presencia de sus parientes humanos
Alguno/a me ha preguntado si se les ve muy cerca. Aquí teneís la respuesta
El silverback me dejó ver su espalda plateada, y yo, por cortesía, le mostré la mía
Tras pasar una hora con los gorilas (pasó el rato muy deprisa), regresamos al poblado de Rushaga, cuyas gentes ya se han acostumbrado al trasiego de turistas. De hecho, es el único sitio de nuestro viaje por Uganda, en donde vimos más turismo. Por otro lado, los rangers nos explicaron que una parte importante de los 700 $ USA, va a parar a las comunidades locales, que en lugar de dedicarse a la caza furtiva como antaño, ahora son los primeros en proteger a los gorilas.
La última mirada a Rushaga, fue este saludo de estops niños del poblado, siempre curiosos y sorprendidos de ver a tantos "extraños"
En esta crónica, además de esta introducción, podréis encontrar el siguiente contenido:
Dichas fotos pertenecen a sus autores respectivos y no pueden ser utilizadas sin el permiso expreso de los mismos.Cualquier sugerencia será bienvenida a mycena@telefonica.net
|
u |