VIAJE A NAMIBIA

(del 23 / 8 al 8 / 9 / 2011)

 

 

 

 

Por: Miquel À. Pérez-De-Gregorio i Capella

 

 

Las impresionantes dunas rojas de Sossusvlei, son quizás una de las imágenes más tÍpicas de Namibia, de una belleza sobrecogedora.

 

Este pasado verano, mi mujer, Anna, mis dos hijos, Oriol y Miquel Àngel, y yo, hicimos uno de los mejores viajes de nuestra vida. Quizás pueda sonar a tópico, pero es así. Conducir tu propio vehículo por los impresionantes paisajes africanos, con la libertad que ello conlleva, es una experiencia difícil de explicar. En agosto de 1996 habíamos visitado ya Namibia. ¿Por qué volver? Siempre, en todo viaje, quedan cosas por ver, cosas en el tintero, pero en esta ocasión, 15 años después, nos apetecía regresar con nuestros hijos, y hacerlo de otra manera. Si hay un país apto para el self drive, este es Namibia.

 

Mapa de Namibia

 

Antes de nada, comentaros que la compañía aérea escogida para volar desde Barcelona hasta Johannesburg, a la ida, fue Lufthansa, vía Frankfurt, y a la vuelta con Swiss Air, vía Zurich. De Johannesburg a Windhoek, fuimos con South African Airways. Los vuelos los teníamos reservados con mucha antelación, para poder coger buenas tarifas. Ninguna incidencia a destacar, pero mejor servicio y calidad en Lufthansa que en Swiss Air.

 

Imagen de aeropuerto internacional Hosea Kutako, a unos 42 km de Windhoek

 

En cuanto al paquete de tierra, tras mirar varias opciones, lo contratamos con la agencia namibia OIPUKA, al frente de la cual está la vizcaína Ana Cuesta. A pesar de que no pudimos conocernos en persona, el servicio recibido fue muy bueno, y todo salió perfecto. Si vais a esa zona de África, no dudéis en contactar con ella.

Una vez en tierra, recogimos nuestro equipaje y un representante de la agencia nos esperaba con el que sería nuestro coche durante todo el periplo. Tuvieron la gentileza de conducir ellos hasta nuestro hotel, el Olive Groove Guesthouse, en un barrio residencial de Windhoek, donde descansaríamos de los vuelos y cenaríamos de maravilla, para emprender la ruta el día siguiente.

 

Imagen del patio del Olive Groove Guesthouse, Bed & Breakfast en donde nos alojamos en Windhoek

 

Antes de empezar la crónica como tal, cuatro cosas sobre el país:

La República de Namibia es un país del sudoeste de África que ocupa el territorio de lo que fue conocido hasta la década de los 60 como África del Sudoeste, limitando al norte con Angola, al noreste con Zambia al oeste con el océano Atlántico, al este con Botswana, y al sudeste y al sur con la República de Sudáfrica. Su capital y ciudad más poblada es Windhoek, con unos 250.000 habitantes. Todo el país, tiene unos 2 millones de habitantes, en algo más del doble de territorio que España. Con esas cifras, ya os podéis imaginar que es uno de los países con menor densidad de población de Planeta.

Namibia se localiza en una zona desértica dominada por el desierto del Namib, que le da su nombre al país, y salvo la zona norte, es un lugar seco y desértico con escasa precipitación pluvial. En el norte se encuentra el Parque Nacional de Etosha, uno de los más grandes del mundo y destacable por su gran diversidad vegetal y animal de especies características de la sabana africana. El desierto del Kalahari se extiende por el este de Namibia.

Este país se independizó de Sudáfrica en 1990, y durante su historia tuvo influencias holandesas, inglesas y alemanas, muy presentes aún hoy en día, sobre todo en ciudades como Swakopmund. A pesar de lo reducido de su población, contiene numerosos grupos étnicos. Los owambo son los mayoritarios, dominadores del poder político, pero también cabe citar los herero, los himba, los san (bosquimanos), y un 10 % de blancos, entre los que destacan los alemanes.

La economía de Namibia se ha basado en dos pilares: la minería y la pesca. En cuanto a la primera, por los importantes yacimientos de uranio y diamantes. Y en cuanto a la segunda, si bien ha disminuido su importancia, se concentra en la zona de Walvis Bay, donde podemos ver empresas españolas como Findus o Pescanova. En la actualidad, el turismo va ganando importancia, ya que Namibia ofrece una naturaleza salvaje, virgen, junto a una estabilidad y seguridad más que altas. La protección de su Naturaleza, en la que el ecoturismo bien gestionado es muy importante, es una baza para el futuro de este magnífico país.

 

Uno de los aspectos importantes del viaje, era el tema del self drive. Plantearse el conducir cerca de 3.000 km por África, no es ninguna tontería. Sin embargo, todas las personas que consultamos nos lo recomendaron, y la verdad, no es ningún obstáculo, al contrario. La sensación de libertad es única. El 75 % de las rutas que hicimos fueron por pistas, pero eso sí, en muy buen estado, anchas y señalizadas. Tan sólo llevábamos un mapa clásico, sin navegadores ni nada, y ningún problema. Un apunte, en contra de lo leído en otros foros, yo creo que es imprescindible el alquiler de un vehículo 4 x 4. En la gran mayoría de situaciones, podría llegar a pasar un turismo normal, pero la verdad es que el 4 x 4 se usa, y no una vez, sino en bastantes ocasiones. La robustez de estos vehículos, te da un plus de seguridad, y más en un país, en que lo importante no es para nada la velocidad. En nuestro caso, fue un Toyota Hillux de doble cabina, al que llegamos a "querer" como uno más de la familia.

 

Anna y yo con nuestro Toyota Hillux, camino del Kalahari, justo en el lugar por donde pasa el Trópico de Capricornio

 

Quiero comentaros que, para el viaje hasta el aeropuerto del Prat, nosotros dejamos nuestro coche en la empresa Lavacolla, de Sant Boi de Llobregat. El servicio muy bueno, y mucho más barato que en el aeropuerto. Tú les dejas el coche en el aeropuerto, y ellos te lo guardan y te lo traen a la vuelta. Incluso te lavan el coche si lo deseas.

Bien, como siempre, se hace extremadamente difícil escoger las imágenes de una crónica entre las cerca de 3.000 tomadas entre mis hijos Miquel y Oriol, y yo. Espero haberlas elegido bien, y sobre todo, que os guste la crónica.

 

Imagen de una de las carreteras de Namibia, en concreto la B1, en dirección al Kalahari

 

Imagen de una de las pistas que se recorren, rodeadas de un paisaje siempre sorprendente. En este caso, se trata de la C19, en dirección a Sossusvlei

 

Una de las imágenes curiosas de Namibia, son sus señales de tráfico, y que nos recuerdan que hay que conducir con precaución, por la presencia de animales salvajes. La coducción nocturna está desaconsejada. En esta en concreto, de la zona deTwyfelfountain, podemos ver al fondo a una mujer herero, con su traje tradicional de inspiración victoriana, y a una mujer himba.

 

Otra de las señales que se encuentran en las carreteras

 

Por último, esta de la reserva de Okonjima, muy diferente a las que vemos en las carreteras europeas, ¿verdad?

 

 

En esta crónica, además de esta introducción, podréis encontrar el siguiente contenido:

 

KALAHARI

SOSSUSVLEI

SWAKOPMUND & WALVIS BAY

TWYFELFOUNTAIN

GROOTBERG & HIMBA

ETOSHA N. P.

OKONJIMA

 

 

 



Las fotografías de este reportaje han sido realizadas con varios equipos:

  • una Nikon D300 + zoom Nikon 18-200 mm, o bien micronikkor 60 mm D (el autor)
  • una Panasonic Lumix DMC-TZ4 (Miquel Àngel jr.)
  • una Nikon coolpix 8800 (Oriol)

Dichas fotos pertenecen a sus autores respectivos y no pueden ser utilizadas sin el permiso expreso de los mismos.

Cualquier sugerencia será bienvenida a mycena@telefonica.net