De viaje por el Valle del Luangwa

(agosto de 2016)

 

 

Por: Miquel À. Pérez-De-Gregorio i Capella

 

 

Este camino, aparentemente secundario, es la carretera D104, que comunica el South Luangwa con el North Luangwa

 

Como hemos visto, tras unos días de safaris en el South Luangwa N. P., nos dirigimos al North Luangwa N. P., atravesando el P. N. de Luambe. Si decimos que son unos 200 km y que se tardan unas 8 horas (incluyendo algunas paradas), ya podemos hacernos una idea de la odisea que comporta un desplazamiento así en esta zona de África. La ruta discurre siempre por caminos - "carreteras" - sin asfaltar, con algunos tramos 'normales' (decir buenos sería una exageración), con otros bastante malos, y con algunos, sencillamente, horribles ! Eso significa, que entre el estado de las pistas, con muchos baches, la posibilidad del cruce de animales salvajes y domésticos, las personas que circulan por las mismas, normalmente a pie o en bicicleta, etc., etc., la velocidad no puede ser nunca excesiva. Además, se vadean numerosos riachuelos, eso sí, secos en esta época sin lluvias, pero con lechos arenosos que ponen a prueba la capacidad todoterreno del vehículo.

Por otro lado, la ruta discurre por zonas inhabitadas, de bosques de mopane y ébano, pero también se atraviesan innumerables poblados, más o menos grandes. Los más pequeños, mayoritariamente con cabañas de adobe y paja. Los más grandes, con alguna construcción de ladrillo e incluso algún panel de energía solar. En casi toda la ruta, no hay cobertura telefónica. Cuando atravesamos los poblados, nos reciben siempre con sonrisas, saludos, sin pretender vendernos nada, ni pedir nada, salvo algo tan simple como que les demos la mano o los saludemos. Por ello, por los paisajes, y sobre todo por las gentes que nos vamos encontrando, la ruta por el valle del Luangwa es en sí misma merecedora de un capítulo de esta crónica, y por ello así lo he hecho.

 

Imagen de un caminón transportando balas de algodón, uno de los cultivos que más vimos en esa zona de Zambia

 

 

Imagen captada por Oriol de una de las chozas de los poblados que nos íbamos encontrando

 

 

Durante la ruta, solamente encontramos un par de poblados más importantes, con alguna construcción de ladrillo, escuela, etc.

 

 

La mirada de los niños, entre curiosos y 'asustados', se hace difícil de olvidar.

En esa zona no se ven demasiados hombres blancos...

 

Para llegar a nuestro destino, hay que cruzar necesariamente el río Luangwa. Para ello, hay que cruzar mediante un rudimentario pontón, tras pasar una serie de trámites y papeleos, lo cual, en África, se traduce en algo más de una hora, y nos pilla la puesta de sol. A ambos lados del pontón de Luelo, en la comunidad Chifunda, nos acechan los territoriales hipopótamos, que no paran de hacerse notar y de reclamar que aquellas aguas, son suyas. Para hacerse una idea, este rudimentario puente, es el único paso al otro lado en 600 km. Primero pasamos nosotros, a pie, y después el vehículo.

 

 

En la ruta hacia el norte, se cruzan varios bosques caducifolios. En época seca, el color predominante es el naranja-rojizo, de las hojas secas. Entre los árboles destacan los mopane (Colophospermum mopane), aunque también se ven algunas acacias (Acacia sp.) y árboles del ébano (Diospyros sp.)

 

 

Regreso del North Luangwa N. P. por el único camino posible: el pontón de Luelo

 

 

Como a la ida, volvemos a pasar a pie, pero esta vez, a ambos lados del vehículo.

 

 

En esta parte de África, los niños no piden dinero, ni intentan vender nada. Tan sólo nos piden un saludo o una foto, pero agradecen sobre todo el material escolar, que les es difícil de conseguir. Dentro de nuestras posibilidades, al viajar desde tan lejos, llevamos libretas, cuadernos, lápices, bolígrafos, gomas de borrar y sacapuntas. Llevamos incluso dos balones de fútbol de cuero desinchados. Como era previsible, no hay para todos.

En uno de los poblados, a la vuelta, ya no nos queda nada, pero Anna tiene un paquete de galletas e intenta repartirlo equitativamente entre los niños y niñas que la rodean al grito de ¡¡ mizunga !! (señora)

 

Al final, medio en catalán, medio en inglés, Anna se hace entender y los chavales forman una fila más o menos ordenada. Todos y todas tuvieron su galleta, e incluso algunos de ellos, improvisaron unos bailes y canciones con Anna. Sin duda para los niños fue un momento importante, pero para Anna, fue inolvidable y uno de esos recuerdos intensos que hay en todo viaje.

 

 

 

En esta crónica, además de este capítulo, podréis encontrar el siguiente contenido:

 

INTRODUCCIÓN

KUNDA MALAILA

P. N. SOUTH LUANGWA (Nsefu)

P. N. SOUTH LUANGWA (central)

P. N. NORTH LUANGWA

 

 

 



Las fotografías de este reportaje han sido realizadas con varios equipos:

  • una Nikon D500 + zoom Nikon 80-400 mm VR, o bien (el autor)
  • una Nikon coolpix L840 (Miquel Àngel jr.)
  • una Nikon D7200 + zoom Nikon 18-200 mm + zoom Nikon 12-24 mm (Oriol)
  • una Panasonic Lumix TZ6 (Carme)
  • un teléfono Samsung S7 Edge (el autor)
  • un teléfono Samsung S5 (Carme)

Dichas fotos pertenecen a sus autores respectivos y no pueden ser utilizadas sin el permiso expreso de los mismos.

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