VIAJE A ISLANDIA

 

 

 

(del 19 de agosto al 2 de septiembre de 2017)

 

 

 

Vista panorámica del glaciar de Svínafellsjökull

 

 

 

INTRODUCCIÓN

 

Tras la aventura de Zambia del verano de 2016, tocaba un cambio radical de destino. Anna y mi hijo mayor, Miquel, presionaban para que el próximo viaje fuera por tierras europeas. Para ser sinceros, soy de los que siempre he pensado que Europa estaba ahí, muy cerca, y que ya tendría tiempo de visitarla. A parte de España, hemos hecho cosas cortas por Francia, Italia, Rusia, etc., pero nunca un viaje largo por el viejo continente. No sé, quizás es un sentimiento, en parte compartido con mi hijo menor, Oriol, de que si dejábamos de ir a países exóticos, era un poco el final de la aventura....

En esa tesitura, siendo el mes de febrero, vimos una serie de televisión que, a la postre, sería definitiva en nuestra elección. Se trata de Trapped (2015), una excelente serie policíaca islandesa que transcurre en una pequeña localidad en un fiordo, en pleno invierno. La visión de esa serie y de sus paisajes, y sobre todo la gran aceptación de la misma por Miquel y por Anna, hizo surgir en mi una idea: "vale, iremos a Europa, pero a una Europa aún salvaje", y de ahí, salió la idea, ya firme de toda la familia, de ir a Islandia.

 

Mapa de Islandia

 

Desde un primer momento, tuvimos claro que iba a ser en un Fly & drive, y sin duda alguna, con un buen 4 x 4. Las experiencias de fly & drive que habíamos tenido en Costa Rica, Namibia o los USA, fueron geniales, y esta vez no podía ser menos. Tras examinar varias opciones, nos decidimos por la empresa Island Tours, con sedes en Madrid y Barcelona. Desde el primer momento, ya vimos que sería un destino muy "concurrido", y tras algunos problemas de comunicación con la empresa, decidimos tramitar nuestro viaje con nuestro agente de confianza, Max Luria, de viajes Gorongeti. Max, no sólo nos respetó los precios del catálogo de Island Tours, sino que nos regaló una actividad que, en la citada cia., era para reservas antes del 25 de febrero, y que ya se nos había pasado. Gracias una vez más a Max por su trabajo. Es cierto que Islandia es un destino que uno puede organizarse sólo, sin problemas, pero dejándolo todo en manos de Max, nos podíamos centrar en preparar las visitas de la ruta, sin tener que preocuparnos de billetes, reservas, etc.

El viaje iba a ser del 19 de agosto al 2 de septiembre. La mejor época para ver aves en Islandia es el mes de junio, pero por razones de trabajo y estudios, no podía ser. En teoría, a partir del 15 de agosto, es difícil ver frailecillos (Fratercula arctica) en Islandia, pero la diferencia de precio entre viajar la primera quincena de agosto o la segunda, era muy grande, por lo que decidimos que era mejor renunciar a los frailecillos que a una pasta, y que ya veríamos lo que hubiese en aquél momento. Por otro lado, la época de las auroras boreales, comienza en septiembre, sobre todo a finales, por lo que, en principio, no teníamos muchas esperanzas de poder verlas. Al final, descubriríamos que ni una cosa ni la otra, se ajustaba a la realidad. ¿Suerte? Quizás. No sé. Lo que sí tengo claro es que, por mucho que te cuenten de un sitio, nunca es como lo ves tu en persona. En ese sentido, aunque estoy muy agradecido a todos los que me aconsejaron cosas sobre Islandia en el foro Los Viajeros, mi recomendación es que no se dé nada por sentado, y que cada uno es cada cual, y ve las cosas a su manera.

Lo que yo sabía de Islandia, era a través de las experiencias de amigos, que habían visitado ese país hace algunos años. Pues bien, nada de lo que vivieron ellos hace 20, 10 o incluso 3 años, tiene ahora mucho que ver con la realidad. Islandia es un país precioso, con rincones aún salvajes, pero que no tiene nada que ver con lo que había sido. Islandia, en la actualidad, está super saturada de turismo, y lo peor, es que no es de un turismo responsable, ecológico, sino de un turismo en masa, poco o nada respetuoso con las normas o con la Naturaleza. Es una pena, pero hay que decirlo así.....

En todo caso, fijaros si es un país precioso, que a pesar de todo lo que he dicho, volvería sin dudarlo.

La República de Islandia es una isla principal y varios islotes, con una superficie de unos 103.000 km2 y unos 332.000 habitantes, de los que 125.000 viven en su capital, Reykjavík. Islandia, o Iceland (tierra de hielo), fue el último país de Europa en ser habitado por el hombre. Visitado por primera vez por los vikingos en el año 860 d. C., no tuvo su primer asentamiento permanente hasta el año 870. Clasificado en la actualidad como uno de los países más desarrollados del mundo, tras la crisis del 2008, Islandia es en la actualidad un país moderno, en muchos aspectos, ejemplar, pero que deberá afrontar el reto de limitar o controlar el turismo desmesurado, que le está llegando por la fama de ser un país de los más seguros del mundo, y también, en parte, por haber sido escenario de muchas escenas de la serie "Juego de Tronos", que lo han convertido en un destino de moda.

¿Es un país caro? Pues sí, y bastante, sobre todo para el turista del sur de Europa. Y no por los vuelos, con varias posibilidades y precios, sino por los precios de sus alojamientos, restaurantes y excursiones. Sin embargo, Islandia permite un abanico de formas de viaje, que pueden satisfacer las expectativas de todos, desde un mochilero a un viajero de lujo. Las alternativas dadas por los campings, algunas cadenas de supermercados, y los establecimientos de fast food (cada vez más abundantes), hacen factible que siga siendo un destino favorito para muchos turistas.

Pero ¿qué hay en Islandia? A menudo, mi hijo Miquel me decía por la mañana ¿hoy qué toca? ¿volcán, glaciar o catarata? Sí, quizás sea eso básicamente, pero ¿tenemos eso a nuestro alcance cada día? Glaciares de ensueño, volcanes activos, cientos de cataratas..., eso es Islandia, pero también es paisajes increíbles, lugares que parecen olvidados del mundo, variada avifauna, gentes muy agradables, y esa maravilla inolvidable de poder contemplar en directo las auroras boreales.

 

EL VIAJE

 

Nuestra aventura empezó el sábado 19 de agosto, salimos de Girona hacia el aeropuerto del Prat, en donde habíamos contratado, como siempre, los servicios de aparca & go, para que nos guardasen nuestro coche. Nuestro vuelo salía a las 23,45 h., con icelandic air, así que nos dispusimos a cenar algo en el Burger King, lo único que había abierto en esas horas en la T2. El avión y el vuelo, muy bien. Resulta que, en la puerta de embarque, nos dicen que si no nos importa ir el primera clase. ¿Adivináis la respuesta? Ja, ja, ja. No se puede empezar mejor un viaje ! A eso de las 2 de la madrugada (hora local) aterrizamos en el aeropuerto de Keflavik. Recogemos el equipaje y nos abrigamos un poco. Salimos a la calle y encontramos nuestro autobús, el Flybus, que ya teníamos contratado en el paquete. Mientras subimos al autobús, el chófer, mirando hacia el cielo, a nuestra espalda, como si nada, dice: "una aurora boreal". ¿Qué? Nos damos la vuelta y la contemplamos. Allí mismo, en el aeropuerto, y pesar de las luces del mismo. Ir en primera y ahora esto. Increíble. Nada más llegar y un -ya- 20 de agosto. Sin duda, el viaje empezaba bien ! El autobús nos lleva en unos 45 minutos a nuestro hotel en Reykjavík, el Centerhotel Klöpp, bien situado, sencillo pero correcto, con wifi y desayuno incluido. Nada más entrar en la ciudad, nos llevamos un susto. Esa noche, se había celebrado la Menningarnótt, la noche cultural islandesa, que se celebra cada año el tercer sábado de agosto. Hay mercados al aire libre, museos gratis, exposiciones, conciertos de todo tipo al aire libre, etc... Con ese ambiente, a la hora que llegamos, Reykjavík parecía haber sufrido una batalla... Todo lleno de papeles, botellas rotas, gente borracha.... Dios mío ! Intentamos no pensar en ello, y esperar a que la mañana amaneciese de otra manera. Son casi las 4 (hora local) y hay que intentar dormir.

 

Anna y Miquel jr., disfrutrando de la primera clase

 

 

La cena de primera clase: hasta cordero islandés !

 

 

Vista del exterior del Centerhotel Klöpp

 

 

Vista de la habitación y el cuarto de baño

 

 

El domingo 20 de agosto tocaba visitar la capital islandesa. Hemos dormido un poco, y a eso de las 10 estamos desayunando. Hace fresquito, pero un día precioso y el sol luce con fuerza. Salimos por la calle Hverfisgata hasta la calle Snorrabraut, que nos llevará a la calle más visitada de la capital: la calle Laugavegur, llena de tiendas, hoteles, bares, restaurantes..., el corazón de Reykjavík. En esa calle, a la altura del nº 116, está un museo único y curioso, que no podíamos dejar de ver. Se trata de la Faloteca o museo del falo. La Faloteca Islandesa contiene una colección de doscientos ochenta penes y partes del pene pertenecientes a casi todos los mamíferos marinos y terrestres de Islandia, y cuenta con una tienda en la que pueden encontrarse todo tipo de objetos relacionados con el miembro reproductor masculino. Sin duda una visita curiosa. Continuamos por la calle Laugavegur, recorriéndola entera, y observando sus casas, sus pinturas murales, sus tiendas, restaurantes. La calle está muy animada, y vemos locales "famosos" como la pastelería Sandhot, el restaurante de sopas Svarta Kaffið, el Chuck Norris Grill o el bar del Gran Lebowski, pasando más adelante la calle a llamarse Bankastræti, en donde se halla el Museo islandés del Punk, y que desemboca en la avenida Lækjargata, que cruzamos para dirigirnos al lago Tjörn, siempre con gente dando de comer a los patos y otras aves. Junto al lago, está el Ayuntamiento, y muy cerca el Alþingi (Parlamento). Continuamos hasta la Catedral católica de Cristo Rey, y de ahí, por la Gisgata, hacia la zona del puerto viejo. Tras un paseo, comemos en Fish & chips Vagnin, un local móvil que se ha puesto de moda, y en el que puedes comer bacalao fresco rebozado y patatas fritas, por 13 €, y las bebidas a 2 €. Tras comer al aire libre, pero con un buen sol, decidimos visitar un museo que nos gustó mucho. El Northern Lights Center, o Museo de las Auroras boreales, en donde puede aprenderse todo lo relativo a este fantástico fenómeno natural. Cuenta con una sala de estar / tienda, con café o té gratis, muy agradable. Después nos dirigimos por el paseo del mar hasta el famoso y moderno edificio Harpa, centro de congresos, eventos y exposiciones, de una arquitectura espectacular. Nuestro paseo continuó por la orilla del mar hasta llegar a la famosa escultura del Sólfarið o Sun Voyager, el barco vikingo que es uno de los iconos de la ciudad. De ahí, por la calle Vatnsstígur, regresamos al hotel a descansar un poco hasta la hora de cenar. A eso de las 20'30, decidimos no complicarnos demasiado, y fuimos a cenar a la Noodle Station, en la calle Laugavegur, enfrente de la Faloteca que habíamos visitado por la mañana. En un ambiente joven y desenfadado, cenamos unos noodle's por precios entre 10 y 13 €, bebida aparte. Regreso al hotel y preparar maletas, que al día siguiente empezaba la aventura.

 

Oriol en la sala principal de la Faloteca

 

 

Vista de un trocito de la calle Laugavegur

 

 

 

Anna y yo haciendo el turista, digo...... el vikingo ! ja, ja, ja

 

 

Aspecto típico de lago Tjörn, con el ayuntamiento al fondo

 

 

Pareja de cisnes cantores (Cygnus cygnus)

 

 

Anna junto al fish & chips de moda en Reikjavík: el Vagnin, nuestra primera comida en la ciudad

 

 

Vista general de la fachada del edificio Harpa

 

 

El Sólfarið o viajero del sol, uno de los símbolos de Reykjavík. Escultura de Jón Gunnar Árnason.

 

El lunes 21 de agosto, tras desayunar en el hotel, nos recogió una furgoneta de la casa AVIS, en donde teníamos reservado nuestro vehículo, un Toyota Land Cruiser de 5 p. Aunque tuvimos que hacer bastante cola y esperar un buen rato, todo fue muy bien y a eso de las 11 y poco, estábamos en nuestro primer destino: el Parque Nacional de Þingvellir, en el comienzo de la ruta conocida como el "Círculo Dorado". Hay que decir que el alquiler de coches en Islandia es bastante caro, y el litro de diésel salía a 1.4 o 1.5 €, pero al estar el límite de velocidad máximo en 90 km/h, también se gasta menos. Ni que decir que, para una ruta como la que hicimos, es necesario un buen 4 x 4, como el que alquilamos. El P. N. de Þingvellir (Thingvellir, en inglés), que podría traducirse como valle de la asamblea, es un lugar de gran importancia histórica para los islandeses, ya que en el año 930, ya se estableció su Alþingi (Parlamento), siendo de las instituciones parlamentarias más antiguas del mundo. Pero no sólo eso, las características geológicas de la zona, junto con su valor histórico, merecieron la calificación de parque nacional en 1928. La unión de la placas tectónicas americana y europea, y sus terremotos, han dado lugar a impresionantes fallas, o a lugares tan especiales como la grieta de Silfra, en donde se puede practicar submarinismo o snorkeling, en una de las aguas más transparentes del planeta. Tras un paseo por una de las fallas, nos dirigimos a nuestra primera cascada: Öxarárfoss. Regresamos al coche y no ponemos en circulación hacia la zona de Geysir, por la carretera 36, y después por la 365. Por el camino, a la altura del lago , paramos a comer en el Samkaup strax. Se trata una muy buena alternativa y económica a los caros restaurantes islandeses. En definitiva, es una gasolinera pero que cuenta con un buen supermercado y te hacen comida rápida: hamburguesas, hot-dogs, ensaladas... Bien de precio y bastante bueno. Continuamos camino hasta la Bruarfoss (la cascada turquesa). No es un lugar para nada turístico, pero es una de las cascadas más bellas de Islandia, con unas aguas de color azul turquesa. Tras visitarla, continuamos hasta Geysir (15 km). El Geysir o Gran Geysir, fue el géiser más antiguo conocido, y de hecho, de su nombre derivó el término usado para estos fenómenos "géisers". En la actualidad, el Gran Geysir no erupciona, siendo la mayor atracción de la zona el Strokkur, que se activa cada 4 u 8 minutos, alzándose a unos 15 a 20 metros de altura, habiendo llegado en ocasiones a los 40 m. Regresamos al coche y vamos hasta la cascada de Gullfoss. Gullfoss es una de las atracciones más populares del país. Se encuentra en el amplio cauce del río Hvítá, que fluye hacia el sur y a 1 Km de la cascada gira bruscamente hacia el este cayendo en tres escalones curvados. En ese momento, cae en dos saltos (de 11 y de 21 m) en una grieta de 32 m de profundidad, que mide unos 20 m de ancho y 2,5 Km de largo. El caudal medio en esta catarata es de 140 metros cúbicos por segundo en verano. Oriol y Miquel jr. llegan hasta el mismo borde de la cascada, pero Anna y yo preferimos no mojarnos..... Regresamos por la carretera 35 hacia nuestro hotel, pero aún haremos una última parada en Kerid (a 56 km). Aquí hay un precioso cráter volcánico con un lago de color azul. Está en una finca privada, y hay que pagar para visitarlo unos 3,5 €. De aquí a nuestro hotel, 23 km. Sin duda, un primer día muy completo, pero el día aún no había terminado.... Nuestro hotel fue el Örk, en la ciudad de Hveragerði, famosa por sus aguas termales volcánicas. En este hotel estaríamos dos noches. Está muy bien, y cuenta con piscinas de aguas termales, entre los 20 y los 45 º C. Tras instalarnos y descansar, decidimos ir a cenar a Kjött & Kunst, un local especializado en sopas, panes y tartas, en el que cocinan con la energía termal (earth cocking). Como en casi toda Islandia, caro. La comida, no estuvo mal, pero tampoco nada del otro mundo. Decidimos que, siendo cuatro, comeríamos muy pocas veces en restaurantes. Regresamos al hotel, y con esperanzas, le decimos al conserje que, si hay auroras boreales, nos despierte. A eso de las 2'30 h de la madrugada, nos despierta Oriol pidiéndonos que miremos por la ventana. 21 de agosto y llevamos a penas un par de días en el país, y vemos nuestra segunda aurora boreal !!! El frío hace que me quede en la habitación, pero Oriol se abriga y sale fuera, intentando captarla sin que las luces de la ciudad interfieran. Una noche perfecta...

 

Vista general del valle de Þingvellir, con la iglesia y el centro de información

 

 

Oriol en la falla de Almannagjá

 

 

Vista general de la cascada de Öxarárfoss

 

 

La preciosa cascada azul de Bruarfoss, fuera de las rutas masificadas

 

 

Vista general de la zona de Geysir

 

 

El géiser Strokkur en el momento justo de erupcionar

 

 

El Strokkur en todo su esplendor

 

 

Lago ácido, en las fuentes termales de Geysir

 

 

Vista general de la cascada Gullfoss

 

 

Un detalle de la impresionante caída de la cascada Gullfoss

 

 

Vista general del cráter volcánico de Kerid

 

 

Zona de las piscinas geotermales del hotel Örk, en la ciudad de Hveragerði

 

 

 

Detalle de la habitación y el cuarto de baño del hotel Örk

 

 

Aurora boreal desde los jardines del hotel Örk, en Hveragerði

 

 

Otra toma de la aurora boreal en Hveragerði

 

 

El martes 22 de agosto, tras un buen desayuno, salimos de Hveragerði para realizar nuestra primera gran aventura: Landmannalaugar. Había oído hablar tantas veces a la gente, a mis amigos, de este lugar, que se había convertido en algo mítico. Son 150 km de ruta hasta llegar al valle de Landmannalaugar. El paisaje es precioso, y vamos haciendo alguna parada, hasta llegar al valle sobre las 11.40 h. Hemos hecho nuestro primer vadeo, que al final, para el Toyota Land Cruiser, ha sido como cruzar un charco... De ida, hemos cogido la ctra 1 por Selfoss, después la ctra 30, y más adelante la 32, hasta tomar la 26, y después la F-208 hasta encontrar la 224. La mayoría de la ruta es asfaltada, pero la parte final es camino sólo apto para 4 x 4. Al llegar a Landmannalaugar nos encontramos con más gente de la esperada, tanto acampados como gente de sólo un día, como nosotros. Nos pertrechamos de ropa y agua, nos ponemos las botas, y hacemos una ruta de unos 6 Km, aproximadamente, para poder ver lo principal de la zona: montañas de diferentes colores, fumarolas, campos de lava, árboles típicos de la zona y vistas panorámicas. Hay que ir la dirección del volcán Brennisteinsalda. En el plano del camping, hay que seguir la línea blanca entre Blahnukur y Laugahraun, luego roja a la derecha justo antes del Brennisteinsalda y otra vez a la derecha siguiendo la línea roja que atraviesa el campo de lava, Laugahraun. En el centro de visitantes dan mapas e información, pero todo está muy bien señalado. Tenemos un día fantástico, de sol, incluso llegamos a pasar calor en algunos momentos. Una vez de regreso a la zona del camping, comemos de pic-nic con lo que habíamos comprado en el supermercado de la gasolinera, me tomo un café en el viejo autobús, y tomamos camino de regreso, esta vez por la F-225 (camino más heavy), hasta la 26, y luego la principal, la ctra 1 hasta Hveragerði, pasando por Selfoss. Son 137 km, con algunos vadeos y vistas espectaculares al temido volcán Hekla, el más activo de la isla. Antes de abandonar Landmannalaugar, visitamos el Ljótipollur, o "lago feo", llamado así quizás por sus aguas oscuras, pero que en realidad es un paisaje de extrema belleza, con una subida hacia su point view, imposible sin un buen 4 x 4. De regreso al hotel Örk, decidimos darnos un baño en las piscinas termales. Aunque estemos en agosto, esto es Islandia, y a las 19 h., estamos a 12ºC. El trocito de los vestidores a la piscina, se hace "rápido".... Intento meterme con Anna en la de 38-40º C, pero mi termosensibilidad me lo hace imposible, y decido meterme en la de 25-30º C, que ya está bien. Anna y los chicos, no contentos con la de 38-40 º C, se meten incluso en la de 40-42º C. Tela. Una vez secos, y vista la experiencia de la cena anterior, decidimos ir al pueblo de Selfoss, a 13 Km, y cenar en un Kentucky Friend Chicken. Sí, parece poco islandés, pero nos lo encontramos lleno de gente local, y cenamos caliente y bien de precio. Incluso nos encontramos con una pareja australiana de recién casados, ella con traje de novia incluido ! Regresamos al hotel y a dormir. Esa noche no había previsión de auroras.

 

Una oveja islandesa (Ovis aries), uno de los iconos de Islandia

 

 

Oriol en lo alto del campo de lava de Laugahraun

 

 

Las montañas de Landmannalaugar

 

 

Ejemplares de Entoloma alpicola, asociados a los sauces enanos (Salix herbacea)

 

 

Otro detalle de las montañas pintadas de Landmannalaugar

 

 

Oriol en el campo de lava de oxidiana, con presencia de fumarolas

 

 

Un ejemplar de collalba gris (Oenanthe oenanthe)

 

 

Cruzando el campo de lava de Laugahraun, en dirección a Graenagil

 

 

Miquel jr. "perdido" en el campo de lava de Laugahraun

 

 

 

Vista general de la zona de Graenagil

 

 

Grupo de excursionistas subiendo al Brennisteinsalda

 

 

Anna y yo con las famosas montañas pintadas de Landmannalaugar

 

 

Una oveja negra (Ovis aries) en Landmannalaugar

 

 

Nuestro toyota Land Cruiser junto al llamado "lago feo", el Ljótipollur

 

 

 

El volcán Hekla, desde la carretera F-225 (sólo para 4 x 4)

 

 

Oriol junto a un grupo de caballos islandeses, otro de los iconos de este país

 

 

Los dos chavales en la piscina geotermal más caliente......

 

 

El miércoles 23 de agosto, tras desayunar en el hotel Örk, salimos con destino la costa sur. Cogemos la ctra. 1 que en 83 km, nos llevará a la cascada de Seljalandsfoss, una de las más bellas de Islandia. El día es espectacular y soleado, lo cual ayudará muy mucho, ya que nos mojaremos de lo lindo. Visitamos de la cascada de 60 metros de altura, con la particularidad que se pasa por detrás de la misma (te mojas sí o sí), y, tras ello y a pie, llegamos hasta la cascada Gljúfrafoss, que está bastante cerca. Esta cascada está dentro de una grieta, y para llegar a ella, hay que seguir un río, saltando entre las piedras. Regresamos al coche y a unos 20 km por la ctra 1, llegamos al centro Eyjafjallajökull Erupts, donde hay una exposición sobre la famosa erupción del volcán Eyjafjallajökull, y un audiovisual muy interesante. Vale unos 6 € por persona. Continuamos y a 10 km por la ctra 1 llegamos a la cascada de Skógafoss. Está a petar de gente, pero aún así, es preciosa, con su permanente arco iris. Como hace sol, decidimos comer allí mismo de pic-nic. Paramos un segundo en el museo etnológico, que está en el pueblo de Skógar, pero no entramos porque nos parece muy cara la entrada. Seguimos por la ctra 1 y a 27 km de Skógar, saliendo por la ctra 218, llegamos al promontorio de Dyrhólaey. Aparcamos y hace un viento espantoso. Las vistas son espectaculares, y a nada de bajar, Oriol me hace gestos ostensibles de que vaya enseguida. Normalmente, a mitad de agosto, los frailecillos (Fratercula arctica) se han ido, pero seguíamos en racha, y los vimos a montones, y muy cerca. Vamos también a la playa de Kirkjufjara, y disfrutamos también de centenares de frailecillos y de vistas espectaculares. Disfrutamos un poco haciendo fotos y regresamos a la ctra 1 (10 Km), para dirigirnos a tomar la ctra 215, que en 16 km nos llevará a Reynisfjara (la playa negra). Está a tope de gente, y decidimos tomar aun café calentito antes del paseo. Recuperadas las fuerzas, paseamos por la famosa playa, visitando sus colonias de frailecillos sobre las columnas basálticas, con la cueva de Hálsanefshellir. Se va haciendo de noche, y vamos a nuestro hotel, el Dyrhólaey, situado en una colina con una vista sobre la costa. Como siempre, el hotel muy bien, pero con unos precios para cenar inasumibles. Por ello, y como no hemos estado en el pueblo de Vik, cogemos de nuevo el coche y vamos primero hasta su iglesia, que aún tenemos un poco de luz, y desde la cual se divisa una vista general de este pueblo costero, con sus famosos "trolls", las rocas basálticas de su había. Su nombre oficial es Vík í Mýrdal, y cuenta con apenas 325 habitantes. Como habíamos comido de pic-nic, cenamos unas pizza's en el Halldorskaffi. No es barato, pero tampoco demasiado caro. Recomendable. Regreso al hotel y a dormir.

 

Vista frontal de la cascada de Seljalandsfoss

 

 

Anna preparándose para empaparse en Seljalandsfoss

 

 

 

Para entrar a ver la cascada de Gljúfrafoss, hay que pasar por esta estrecha grieta

 

 

El volcán Eyjafjallajökull, desde el centro de información

 

 

Anna en la preciosa casdada de Skógarfoss, repleta de turistas

 

 

Ahora sin gente !

 

 

En las paredes del acantilado por donde cae el agua, anidan los fulmares (Fulmarus glacialis)

 

 

 

Conjunto de casas tradicionales de tejado de turba de Skógar

 

 

Vista de la playa de Solheimafjara desde el promontorio de Dyrhólaey

 

 

Un precioso ejemplar de frailecillo (Fratercula arctica) captado por mi hijo Miquel

 

 

El famoso arco de Dyrhólaey

 

 

 

Vista general de la playa de Reynisfjara desde el promontorio de la playa de Kirjufjara

 

 

 

En la zona de Kirjufjara también vimos muchos frailecillos (Fratercula arctica), a pesar de lo avanzado del mes de agosto

 

 

Un gaviota argentea (Larus argentatus) luchando en pleno vuelo contra el fuerte viento

 

 

 

Una foto espectacular de un frailecillo (Fratercula arctica) en vuelo, obra de mi hijo Oriol

 

 

 

Anna junto a la iglesia de Reyniskirkja, y su cementerio

 

 

Anna en la playa de Reynisfjara, con los "trolls" (Reynisdrangar) al fondo

 

 

 

Vista general de las columnas basálticas de Reynisfjara

 

 

Oriol en la cueva Hálsanefshellir

 

 

 

Colonia de frailecillos (Fratercula arctica) que anidan sobre las columnas basálticas

 

 

 

Detalle de la "arena" de la playa negra de Reynisfjara

 

 

 Oriol a la puesta de sol sobre el pueblo de Vík í Mýrdal, con las rocas Reynisdrangar al fondo

 

 

Anna junto a la iglesia Víkurkirkja, en Vík í Mýrdal

 

 

El Halldorskaffi en Vík í Mýrdal

 

 

Nuestra cena en el Halldorskaffi

 

 

Vista exterior del hotel Dyrholaey

 

 

Habitación y cuarto de baño del hotel Dyrholaey

 

 

El jueves 24 de agosto, tras desayunar muy bien (quizás el mejor del viaje) en el hotel Dyrhólaey, salimos hacia la ctra. 1, en dirección al Parque Nacional de Skaftafell. Vamos atravesando desiertos de lava negra, hasta llegar al pueblo de Kirkjubæjarklaustur, en donde visitamos el enclave de Kirkjugólf, una columnata de tierra basàltica, conocida como "suelo de iglesia". Continuamos hacia el Parque Nacional de Skaftafell, a 69 km. Del parking a la cascada Svartifoss, hay unos 2 km, todo subida. Aparco en una zona alejada del centro de información, pero más cercana a la ruta. Tras atravesar unos bosques, nos encontramos con el camino principal (el que viene del centro de visitantes), y coincidimos con varios grupos de españoles. Oriol baja hasta el pie de la cascada, sobre columnas basálticas, y regresamos al coche. Nos acercamos al centro de visitantes y decidimos comer en Glacier Goodies, un camión ambulante que ofrece cosas como costillas a la barbacoa, sopa de langosta, o el clásico fish & chips. Tiene buena pinta y está bien de precio, y como hace calorcito, se está muy bien, más aún después de la caminata de dos horas y pico. En este Parque Nacional hay muchas rutas para hacer a pie, pero nosotros tenemos que controlar el tiempo, ya que por la tarde tenemos la visita al glaciar de Jökulsárlón, regalo de nuestro agente Max Lúria. Por ello, decidimos dejar el Skaftafell y en cambio parar en el cercano glaciar Svínafellsjökull. Gran decisión, ya que el glaciar es precioso y hay muy poca gente en ese momento. Regresamos al coche y a 46 km tenemos el glaciar de Fjallsárlón. Como tenemos tiempo, lo visitamos y quedamos impresionados de su belleza. Seguimos camino, y antes de parar en el aparcamiento de Jökulsárlón, a unos 11 km del anterior, vamos hasta la playa, en donde Miquel y Oriol disfrutan viendo los trozos de iceberg que llegan hasta el mar. A las 17.30 h, aparcamos en Jökulsárlón y empezamos a disfrutar de sus vistas y de su fauna. Hay mucha gente, pero vemos bastantes aves marinas y muchas focas. A las 18'10 h. tenemos nuestra excursión en barco anfibio, que dura unos 30-40 minutos. Espectacular. Jökulsárlón es el mayor y más conocido lago glaciar de Islandia. Está situado en el extremo sur del glaciar Vatnajökull, entre el Parque nacional Skaftafell y la ciudad de Höfn. Apareció por primera vez en 1934-1935 y en 1975 pasó de 7,9 km² a los actuales 18 km², debido a la acelerada fusión de los glaciares islandeses. Tiene una profundidad máxima de aproximadamente 200 m, lo que lo convierte probablemente en el segundo lago más profundo de Islandia. Una de sus características más llamativas es que se encuentra lleno de icebergs, que se desprenden de la lengua del glaciar Breiðamerkurjökull. Esto hace de Jökulsárlón probablemente el lugar del mundo en el que es más sencillo poder acceder a un iceberg. Nos quedaríamos allí mucho tiempo, pero nuestro próximo hotel está a 72 km, y no podemos perder más tiempo. Se trata del hotel Jökull, tipo motel de carretera, con un desayuno bufet muy bueno. Viendo la hora, decidimos antes de instalarnos ir hasta el pueblo de Höfn a cenar. Probamos un lugar recomendado por sus bocadillos de cigalas, aunque pedimos otras cosas. Me refiero al Hafnarbuðin. Está junto al puerto y es como un dinner americano. Por culpa de su fama, y de su pequeño tamaño, tuvimos que esperar 3/4 de hora, pero al final cogimos los bocatas y las bebidas y fuimos a comerlos a la zona del faro. De ahí al hotel y a dormir.

 

El llamado "suelo de iglesia" de Kirkjugólf

 

 

Paisaje con umbelíferas en el Parque Nacional de Skaftafell

 

 

El monte Hvannadalsshnjúkur, el más alto de Islandia, con 2110 metros

 

 

Svartifoss, la famosa cascada sobre un acantilado de columnas basálticas

 

 

 

Una trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss), en las cristalinas aguas del río Stórilækur, en el P. N. de Skaftafell

 

 

Oriol junto al glaciar de Svinafellsjökull

 

 

Anna frente al fabuloso glaciar de Fjallsárlón

 

 

 

Vista general del glaciar de Fjallsárlón

 

 

Un ejemplar oscuro de escúa ártico o págalo parásito (Stercorarius parasiticus), genialmente captado por mi hijo Oriol

 

 

Un par de embarcaciones surcan las gélidas aguas del glaciar de Fjallsárlón

 

 

Oriol pasea por la playa de Diamond beach, viendo los restos de icebergs desprendidos del glaciar Jökulsárlón

 

 

Vista general del impresionante glaciar Jökulsárlón

 

 

Anna y yo frente al glaciar Jökulsárlón

 

 

Detalle de un iceberg del glaciar Jökulsárlón

 

 

No es nada raro ver focas comunes (Phoca vitulina) en el glaciar Jökulsárlón

 

 

Un págalo parásito (Stercorarius parasiticus), esta vez, en su forma pálida, sobrevolando Jökulsárlón

 

 

Detalle de un iceberg azulado en el glaciar Jökulsárlón

 

 

Los icebergs crean barreras o redes naturales para los peces, de lo que se aprovechan las focas y muchas aves marinas, como esta gaviota tridáctila

(Rissa tridactyla)

 

 

Una foca gris (Halichoerus grypus) otea el horizonte

 

 

Un ejemplar juvenir de escribano nival (Plectrophenax nivalis), sobre el hielo del glaciar Jökulsárlón

 

 

 

Vista general del recinto del hotel Jökull

 

 

La habitación y el cuarto de baño del hotel Jökull

 

 

El viernes 25 de agosto, tras un buen desayuno en el hotel Jökull, continuamos la ruta. Hoy toca los fiordos del nordeste. Sin duda va a ser el día más largo de coche (unos 350 km en total). No hay que decir que las vistas son siempre espectaculares, estés donde estés en Islandia. Hicimos una primera parada en el pueblo pesquero de Djúpivogur (360 habitantes), en donde tomamos un café en el Við Voginn. Continuamos hasta el pueblecito de Breiðdalsvík (140 habitantes), en donde entramos en su Old General Store, la Kaupfjélagið, llena de historia, en donde comimos unos excelentes hot-dogs ! Seguimos camino por la ctra 92 y la 93, y en 59 km llegamos al pueblo de Seyðisfjörður (700 habitantes), donde se rodaron imágenes de la serie televisiva Trapped, que tanto influyó en que Islandia fuese nuestro destino. Decidimos continuar hasta Skalanes, a 17,5 km. Llegamos hasta el final de la pista, cruzando varios riachuelos, y continuamos a pie hasta el mirador de los acantilados, repletos de colonias de aves, en este momento, fulmares (Fulmarus glacialis). Es la primera vez desde que estamos en Islandia que nos sentimos auténticamente solos, como en el fin del mundo. El sol de tarde y la extrema belleza del paisaje, ponen el resto. Paz total. Regresamos a Seyðisfjörður, un pueblecito muy bello, con casas de madera, rodeado de montañas, con un puerto al que llegan ferrys desde Dinamarca. Damos un breve paseo, y nos encontramos con un concurso de forzudos. Por un momento pensamos que quizás esté allí "la montaña", es decir el atleta y actor islandés Hafþór Júlíus Björnsson, famoso por su personaje en "Juego de Tronos", pero no, son sólo colegas suyos... Desde aquí, tenemos 30 Km hasta nuestro hotel, la Guesthouse Skipalaekur, a las afueras de la ciudad de Egilsstadir. Se trata del alojamiento más sencillo de todos los del viaje, pero no está mal y el desayuno, sencillo, es suficiente. Descansamos un poco y, como no nos apetece cenar de pic-nic, vamos a la ciudad, donde cenaremos en el Salt, café & bistro. Correcta relación calidad-precio.

 

Vista de una zona volcánica de la costa de los fiordos del nordeste

 

 

Un ostrero (Haematopus ostralegus) que vimos de camino

 

 

 

En los pueblos pesqueros, no es nada raro ver fulmares (Fulmarus glacialis) nidificando en las rocas cercanas al puerto

 

 

Típica señal de tráfico islandesa

 

 

 

Dettalle del puerto de Djúpivogur

 

 

Un rincón de la General Store de Breiðdalsvík

 

 

En Breiðdalsvík, comimos un hot-dog en el local Kaupfjélagið o General Store. Bueno, o dos......

 

 

Vista general del final del fiordo de Seyðisfjörður, con el pueblo del mismo nombre, uno de los más bellos del este de Islandia

 

 

Anna en un fantástico paseo por la remota zona de Skálanes, uno de los momentos mágicos del viaje

 

 

Los acantilados de Skálanes, con importantes colonias de aves marinas

 

 

Un precioso ejemplar de fulmar (Fulmarus glacialis) en pleno vuelo

 

 

La pintoresca iglesia de Seyðisfjarðarkirkja, en Seyðisfjörður

 

 

Momento en el que el forzudo ganador de la prueba, suelta las pesas

 

 

 

Nuestra cena en el Salt Café & Bistro, en Egilsstadir

 

 

Dormitorio y cuarto de baño en la Guesthouse Skipalaekur

 

 

Nuestro desayuno en la Guesthouse Skipalaekur

 

 

El sábado 26 de agosto, después de desayunar, seguimos por la ctra 1 y en unos 60 km, tomamos un desvío a la izquierda, por la ctra 901 (32 km, pista de tierra) que, tras atravesar un paisaje volcánico espectacular y solitario, lleva al pueblecito de Möðrudalur, con casas de techos de turba, iglesia, café típico, etc. Paramos para tomar un café y hacer unas fotos. Seguimos por la pista de tierra unos 8 km, hasta encontrarnos de nueva la ctra 1, para dirigirnos a la cascada de Dettifoss. Hacemos 26 km por la ctra 1 y tomamos la 864 (pista de tierra) durante 28 km. A esta catarata también puede llegarse por carretera asfaltada, la 862, pero ya que tenemos el 4 x 4, decidimos ir por la de tierra, a parte de que hemos leído que las vistas son mejores desde este lado este. Una vez llegamos, visitamos la cascada con más caudal de Europa. Impresionante. Sus aguas provienen del río Jökulsá á Fjöllum, que nace en el glaciar Vatnajökull y recoge agua de una amplia cuenca. Está considerada la cascada más potente de Europa, con unos caudales medio y máximo registrado de 200 y 500 m³ por segundo, respectivamente, dependiendo de la estación y del deshielo glaciar. Tiene 100 metros de ancho y una caída de 44 m hasta el cañón Jökulsárgljúfur. Más adelante, a 1,7 km. está la cascada de Hafragilsfoss, más pequeña y menos espectacular. Continuamos por la ctra 864 y la ctra 85 (dirección Husavik) uns 30 km, y desde la 85, tomamos la ctra 861 que en 3 km nos lleva al interior del cañón de Ásbyrgi, donde se dice que Sleipnir, el caballo de Odin puso una de sus 8 patas y dejó la huella de su herradura. Aparcamos en el interior del cañón y, por primera vez en nuestro viaje, nos llueve. No es un diluvio, pero la temperatura y la lluvia hace que decidamos comer de pic-nic en el coche. Esperamos un rato y deja de llover, por lo que damos un paseo por el cañón, hasta el lago Botnstjörn, con un paisaje espectacular, rodeados de bosques de abedules y píceas, repletos de mirtilos, y en donde vemos bastantes setas. Regresamos a la ctra. 85 y nos dirigimos a la población de Húsavík, a unos 60 km. Tiene unos 3.000 habitantes, y destaca su iglesia del s. XIX. En todo caso, Húsavík es conocida por ser el puerto principal de Islandia para el avistamiento de cetáceos. Nosotros, ya teníamos la idea de no hacer la excursión por varios motivos. Uno, el precio. La excursión más barata salía a 77 € por persona (3 horas) y, por otro lado, las ballenas que se suelen ver en esta época son las jorobadas (Megaptera novaeangliae), las cuales ya habíamos visto en California y en Costa Rica. Por si fuera poco, cuando llegamos al puerto de esta ciudad bañada por el océano Ártico, estaba diluviando, con lo que descartamos la idea del todo. Seguimos pues camino en dirección a la zona del lago Mývatn, por la ctra 85, la 845 y la 1, en unos 62 km. No es que tengamos prisa, pero al día siguiente tenemos prevista la excursión más dura del viaje, y visto el tiempo que hace (frío y lluvia), preferimos ir a dormir pronto. Nuestro alojamiento por dos noches va a ser la Guesthouse Stong, un lugar precioso, pero alejado de cualquier núcleo urbano. Se trata de una granja preciosa, y nos dan una casita para nosotros solos. En el establecimiento, hay un comedor en el que sirven cenas con productos autóctonos, con una pinta increíble, pero con unos precios de escándalo, como es habitual. Hay también unos "jacuzzi" al aire libre con agua termal, pero a pesar de lo bonito del sitio, decidimos ir a buscar algún sitio para cenar en la zona de Mývatn. Lo malo es que ese sitio está a 24 km, por lo que tendremos que hacer, de noche y lloviendo a ratos, unos 50 km para ir a cenar.... En fin, nos resignamos y tras dar una vuelta por la zona, decidimos probar en el restaurante Gamli Bærinn o Gamli Bistro. El local tiene un ambiente agradable y descubrimos la fórmula del "todays special", que nos permite cenar con dos platos a un precio razonable. Tras la cena, regresamos a la Guesthouse, que al día siguiente nos esperaba una gran aventura...

 

Casas de techo de turba en Möðrudalur

 

 

Iglesia de Möðrudalur, construida por Jón A. Stefánsson en 1949

 

 

 

Mi hijo Miquel junto al borde de la cascada Dettifoss, la de mayor potencia de Europa

 

 

Vista general de la cascada Dettifoss, impresionante

 

 

Siguiendo por el cañón de Jökulsárgljúfur, nos hallamos con la cascada de Hafragilsfoss, menos impresionante, pero igualmente bella

 

 

 

El lago Botnstjörn, en el impresionante cañón de Asbyrgi

 

 

En el lago Botnstjörn suelen verse patos silbones (Anas penelope)

 

 

 

Detalle de los bosques del cañón de Asbyrgi, con abedules (Betula pubescens), pero también píceas (Picea abies)

 

 

Leccinum scaber, uno de los hongos típicos del abedul, y en ese momento, la especie más abundante

 

 

 

En la zona de las pícea, abundaban los Hydnum repandum

 

 

La pintoresca iglesia de Husavikurkirkja, en Husavík, del s. XIX

 

 

Dormitorio y cuarto de baño de la Guesthouse Stong

 

 

Una rica sopa para empezar el menú "todays special" del Gamli Bistro

 

 

El domingo 27 de agosto, amanece sin lluvia. Hace fresco y está nublado, pero al menos no llueve. Son las 8 de la mañana y Oriol descubre algo en las afueras de la Guesthouse. La silueta es de un ave gruesa, tipo gallina. Entra a coger el teleobjetivo y descubrimos para nuestra sorpresa, un grupo de 10-12 perdices nivales (Lagopus muta). El día no podía empezar mejor. Desayunamos en la Guesthouse, con productos de la propia finca, muy buenos, y salimos en dirección a encontrarnos de nuevo con la ctra 1, por la que tenemos que ir unos 60 km, hasta encontrar el desvío a la ctra. F88. Una vez en el desvío, vemos el cartel que dice "Askja, 100 km". Es decir, desde la Guesthouse, 160 Km. En principio, no parece mucho, pero si ves que el googlemaps te marca un total de 3 horas y 1/2, y empiezas a entender que esos 100 Km no van a ser fáciles. Para empezar, son 100 Km de pista de tierra, pero a diferencia de otras pistas, esta no va a ser un camino de rosas... Hay que recordar que las carreteras "F" de Islandia sólo están permitidas a vehículos 4 x 4. Si se incumple esto, las multas son severas. Por otro lado, conviene consultar antes la predicción del tiempo y el estado de la pista, que sólo permanece abierta en verano. Hay trozos muy buenos, de pista lisa y amplia, e incluso puede irse a la velocidad máxima permitida en pista (80 km/h), pero también es cierto que hay trozos muy malos, pedregosos y estrechos, en los que hay que extremar las precauciones. Hay que tener en cuenta que, para llegar a Askja, hay que vadear varios ríos. Al menos dos de ellos, yo no los haría con un 4 x 4 pequeño o bajo, tipo Suzuki Santana o SUV poco potentes. No es broma. De hecho, a la entrada de la pista había carteles indicándolo. Nuestro Toyota Land Cruiser pasó sin problemas, pero hay que tener en cuenta la experiencia en la conducción (mi coche es un Jeep Renegade) y haber leído y visto vídeos sobre cómo vadear un río. La zona es muy remota y cada año hay problemas con conductores poco avezados. Recordad que los seguros no cubren nunca esos problemas, ni siquiera los a todo riesgo. Leyendo todo esto, pensaréis ¿vale la pena ir? ¿6 horas y pico de 4 x 4 (ida y vuelta) para llegar allí ? Pues la verdad es que la respuesta es, rotundamente, sí. Askja es uno de los lugares más remotos, no sólo de Islandia, sino del mundo. Nosotros llegamos al mediodía, y había poca gente. Tuvimos mucha suerte, y las nubes de Mývatn, fueron desapareciendo, e incluso nos hizo sol. La ruta comienza atravesando el desierto de Ódadahraun, una inmensa colada de lava. Al adentrarnos un poco más en las tierras altas, encontramos Herðubreiðarlindir, un oasis de vegetación originado gracias a las abundantes corrientes de agua subterráneas que anegan esta zona. El Herðubreið (espaldas anchas) es una montaña de basalto muy compacto, coronado por un pequeño cono volcánico cubierto de nieves perpetuas. Esto le da un aspecto de pastel con nata. A unos 4 km, se pasa por un "nuevo cañón" que el Jökulsá á Fjöllum está excavando sobre el suelo volcánico. A partir de este punto se avanza hacia zonas de aspecto cada vez más lunar (no en vano, en esta región se realizaron entrenamientos por parte de la NASA para preparar el alunizaje en la Luna), atravesando dunas de escoria y coladas de magma. Tras vadear algunos ríos, llegamos a Drekagil y al área de Dyngjufjöll. Aparcamos el coche, y hay que caminar unos 45 minutos sobre lava para llegar a la enorme caldera ocupada por un lago de aguas gélidas y al cráter explosivo del Viti, un pequeño lago de agua caliente de color azul, donde bajando con mucha precaución es posible bañarse, en una agua a 28 º C. Vamos muy abrigados, ya que a pesar de estar al mediodía, estamos a 1.600 m de altitud y la temperatura es de 5º C. Oriol y Miquel se lo piensan, pero al final, deciden bajar por la pendiente del Viti y darse un baño. Oriol lleva traje de baño, pero Miquel no, aunque la soledad del sitio no le impide bañarse desnudo. Les pido que vayan con cuidado, ya que hay zonas del cráter en las que el agua está a 80-100º C, y que, sobre todo, no metan la cabeza dentro o que les entre agua en la boca o en los ojos. No hay que decir que se lo pasan pipa, mientras su madre y yo, abrigados al máximo, les observamos desde el borde del cráter, con un glaciar a escasos metros, y restos de nieve. El lugar es impresionante, y estamos seguros y conscientes de estar en uno de los lugares más espectaculares de nuestra vida. La caldera del Askja se formó en 1875, en el que una poderosa erupción provocó que 50 kilómetros cuadrados de montañas se hundieran sobre el foco magmático. Tras 30 años de actividad se produjo un nuevo hundimiento y casi de inmediato se rellenó con agua del hielo fundido por la erupción, formando el lago Öskjuvatn, de 217 metros de profundidad. Regresamos al coche, y paramos en el refugio de Dreki, para, al abrigo de su estufa, hacer nuestro pic-nic. Tras reponer fuerzas, regresamos por el mismo camino, y entre las 16 y las 16'30 h., hacemos los vadeos. Hay que decir que lo de que por la tarde el caudal de los ríos aumenta, es rigurosamente cierto, y aunque nuestro Toyota Land Cruiser pasó sin problemas, al día siguiente nos enteramos que fuimos de los últimos en pasar, ya que más tarde se cerró el paso por peligro de que los vehículos no pudieran cruzar....

 

Grupo de perdices nivales (Lagopus muta), en los alrededores de la Guesthouse Stong, con su plumaje de verano

 

 

 

El Thorsteinsskáli hut, un pequeño y sorprendente hotel, en medio de la nada.....

 

 

 

El Herðubreið

 

 

Campo de lava, en los alredores de Askja

 

 

Anna bien abrigada comenzando la ruta hacia el Viti. Estamos a 5º C

 

 

Vista general del conjunto de Askja, con el Viti en primer plano. No hay palabras

 

 

Mis dos hijos bajando por la empinada ladera del Viti

 

 

Oriol bañándose en un volcán.....

 

 

 

Miquel a punto de hacer lo mismo, pero sin ni siquiera bañador !

 

 

 

Regresando hacia el coche, por los "extraterrestres" paisajes de Askja

 

 

Un detalle de la zona, con los contrastes de color en la inmesidad y la soledad de Askja

 

 

De regreso, nos topamos con esta oca o ánsar piquicorto (Anser brachyrhinchus)

 

 

Carteles indicativos de que lo de vadear estos ríos, no es ninguna broma.....

 

 

Son las 18 h. y hemos regresado a la carretera principal. Como aún tenemos tiempo de luz solar, decidimos aprovechar que hace buen día, y nos dirigimos a visitar la zona del volcán Krafla. Se trata de una importante caldera volcánica, con actividad geotérmica continua, en la que destaca el cráter del Viti (infierno), que alberga un lago de color verde. Damos un paseo por las paredes del cráter y observamos la actividad de su central geotérmica. Bajamos del Viti, y hacemos una parada en el Blue Lake. Nada que ver con el famoso "Blue Lagoon", zona de baños geotermales a las afueras de Reykjavík. De hecho, sus aguas ácidas no son aptas para el baño. Son las 20 h. y la temperatura es de 12 º C, pero a pesar de ello, decidimos aprovechar el momento para disfrutar del regalo que nos hizo Island Tours, es decir, darnos un baño en las piscinas geotermales de la Mývatn Nature Baths. No tienen el "glamour" o el tamaño de los más famosos del "Blue Lagoon", pero son más naturales y familiares. Es domingo por la tarde y se nota por la presencia de población local, pero sin llegar a estar masificado. Nos cambiamos en los vestuarios, y el camino desde los mismos hasta la piscina, se hace rápido ! El agua está entre 35 y 40 º C, con zonas a 25-30 º C, y zonas a más de 40 º C. El olor es el típico, y en poco rato, entablamos conversación con otros turistas, contándoles nuestra experiencia en Askja. La verdad es que, tras la ruta en 4 x 4 y la caminata, el baño nos dejó como nuevos. Ya siendo la hora de cenar, y viendo que el restaurante de los baños no nos convencía, decidimos repetir en el Gamli Bistro y su "todays special". Tras la cena, regreso a la Guesthouse y a dormir.

 

Lago del cráter Viti, en la zona del volcán Krafla, cerca del lago Mývatn

 

 

 

El ácido lago azul de la zona de Mývatn, con temperaturas de hasta 100º C

 

 

Vista general del recinto de las piscinas geotermales del Mývatn Nature Baths, con una temperatura exterior de 12º C

 

 

El lunes 28 de agosto, amanece gris y lluvioso. No podemos quejarnos, ya que hasta ahora, el tiempo ha sido espléndido y, salvo en Askja, no hemos pasado frío. Nos lo cogemos con más calma, y desayunamos a eso de las 9. Hoy tenemos la ruta más corta, ya que nuestro próximo hotel sólo está a 70 km. A pesar de la lluvia, pensamos que no podemos irnos sin ver el lago Mývatn de día, ya que sólo lo hemos visto, o de paso, o de noche. El lago se rodea, o bien por la ctra 1 (la que hacíamos de noche) o bien por la 848, que no habíamos hecho, por lo que será nuestra ruta de hoy, siguiéndola y parando allá donde la lluvia nos lo permita. El lago Mývatn (lago de las moscas enanas) tiene 37 km2 y 4,5 m de profundidad máxima. La presencia de esas moscas que dan nombre al lago, atraen a multitud de aves, siendo uno de los principales lugares ornitológicos de Islandia, sobre todo de anátidas. La pena es que, con el día que nos hace, con poca luz y lluvia, no vemos demasiados patos, aunque por el contrario, las "pesadas" moscas apenas aparecen en escena. En la ruta hay varios puntos de interés: los pseudocráteres de Skutustadagigar y la laguna Stakhólstjörn. La zona de Höfdi (muy boscosa) y Kálfaströnd, el campo de lava de Dimmuborgir, donde hicimos una ruta a pie, desde el que se ve el volcán Hverfjall. Tras la visita, como no llueve, decidimos visitar la cercana zona geotérmica de Hverir. Se trata de la solfatara más importante de Islandia. Una solfatara es conjunto de pozos de lodo hirviendo, depósitos de azufre y fisuras por donde emanan vapores de agua con sulfuros de hidrógeno, a veces a gran presión. Esta es una notable extensión de extraño terreno con colores imposibles, plagado de cráteres de lodo bullente, fumarolas y nubes con intenso olor a azufre. Una visita que vale la pena. Continuamos regresando a la zona de hoteles y restaurantes, no sin antes visitar la gruta de Grotagja, con agua a 45º C, que fue uno de los escenarios de la serie Juego de Tronos. Mucha gente, pero logramos visitarla bien, y a continuación nos decidimos a ir a comer. En todas la ocasiones, si no se encuentra un sitio adecuado, tiramos de pic-nic, pero en el camino vemos el cartel del Daddi's Pizza. Es como una especie de bar restaurante anexo al camping Vogar, pero para nuestra sorpresa, comemos unas pizza's buenísimas, en horno de leña, y a muy buen precio, siendo una de las gratas sorpresas del viaje. Repuestas las fuerzas, retomamos la omnipresente ctra 1, y en unos 50 km dirección oeste, llegamos a la cascada de Goðafoss, principal visita de la ruta. Seguimos los consejos de otros viajeros, y aparcamos en las inmediaciones de la gasolinera N1, tomando un camino de tierra que lleva al lado este de la cascada, más espectacular. Goðafoss (cascada de los dioses) es una de las cascadas más espectaculares de Islandia. Se encuentra localizada en el municipio de Þingeyjarsveit. Las aguas del río Skjálfandafljót caen desde una altura de doce metros y a lo largo de un ancho de treinta metros. Tras el paseo y las fotos, nos dirigimos a nuestro hotel a unos 35 Km. El Hotel Natur se halla junto al fiordo Eyjafjörður, muy cerca de la ciudad de Akureyri. El hotel es precioso, y nos imaginamos cómo debe ser ver una aurora boreal desde allí, pero la previsión no es favorable. Tras instalarnos, decidimos ir hasta la ciudad para visitarla y cenar. Akureyri es la cuarta ciudad en importancia de Islandia, aunque a penas llega a los 20.000 habitantes. A pesar de la cercanía al círculo polar ártico, se halla protegida por el propio fiordo y sus temperaturas son más suaves, con lo que sus aguas no se congelan en invierno, siendo por ello un importante puerto. El centro del pueblo es muy agradable, con sus casas, tiendas y restaurantes, bajo el dominio de su iglesia luterana. A destacar (aunque no lo pudimos visitar) que cuenta con el Jardín Botánico más al norte del planeta. Tras dar un paseo, decidimos cenar en la hamburguesería Frabrikkan. Muy buenos precios en un ambiente joven y moderno. La hamburguesa de cordero islandés, genial ! Tras la cena, regreso al hotel.

 

Anna haciedo la "japa" en uno de los rincones del lago Mývatn

 

 

Oriol en uno de los arcos naturales del la zona de Dimmuborgir

 

 

La zona de Dimmuborgir posee unas formaciones muy fotogénicas, y a pesar del día lluvioso, lo disfrutamos

 

 

La zona geotérmica de Hverir es una de las más bellas de Islandia, con sus fumarolas y lagos de lodo hirviendo

 

 

Una de las solfataras de Hverir

 

 

 

Vista general de la zona de Hverir

 

 

 

Miquel jr. en la laguna de Grotagja, en la cueva del mismo nombre, escenario de "Juego de Tronos"

 

 

La cascada de los dioses, o de Goðafoss

 

 

En los alrededores de Goðafoss, aún pudimos ver alguna orquídea boreal (Platanthera hyperborea), a pesar de estar avanzado agosto

 

 

Anna con la ciudad de Akureyri detrás

 

 

La iglesia de Akureyri o Akureyrarkikja

 

 

La calle Hafnarstraeti, en Akureyri

 

 

Una de las fantásticas hamburguesas del Fabrikkan

 

 

Vista general del hotel Natur

 

 

Dormitorio y cuarto de baño del hotel Natur

 

 

El martes 29 de agosto, iba a ser un día redondo. La idea era ir hacia el noroeste, pero improvisamos sobre la marcha, para poder visitar la península de Tröllaskagi. Eso suponía una ruta de 400 y pico km, pero la idea era visitar el pueblo de Siglufjörður, donde se rodaron la mayoría de escenas de la serie policíaca islandesa Trapped (2015), que tanto influyó en escoger Islandia como destino. Por ello, nos comprometemos a levantarnos pronto y a las 8'30 estábamos saliendo del hotel. La península de Tröllaskagi está dividida en dos regiones: Norðurland eystra (región nororiental) y Norðurland vestra (región noroccidental). Nuestra ruta pasa primero por la población de Dalvík, de donde salen los ferrys que van a la isla de Grímsey, en donde pasamos por el interior para ver su iglesia (Kirkja). Continuamos ruta atravesando unos túneles de un sólo sentido (uno moderno y otro antiguo) que han impedido que en invierno se llegase a la población de Siglufjörður. Al final, llegamos a este precioso pueblo, en las orillas del fiordo del mismo nombre, Siglufjörður. Es un pueblo de apenas 1.500 habitantes, aunque en el pasado llegó a tener el doble, con el éxito de la pesca del arenque. La casi desaparición de este pez, hizo que la ciudad cayera en declive, aunque aún sigue dependiendo de la pesca. Últimamente, con la mejora de las comunicaciones, el turismo empieza a empujar en la economía de la zona. Nosotros paramos en el maravilloso Hotel Sigló, en donde tomamos un capuccino y disfrutamos de sus lujosos salones, en algunos de los cuales, se rodó la serie Trapped. Charlamos con los empleados del hotel sobre los escenarios de la misma, y dimos un paseo por sus calles y compramos provisiones en su supermercado.

 

Iglesia de Dalvik

 

 

Vista del exterior del hotel Sigló, en Siglufjörðu

 

 

Sala de estar del lujoso hotel Sigló, donde tomamos un capuccino que supo a gloria

 

 

Vista general del pueblo de Siglufjörðu

 

 

En las tranquilas aguas del puerto de Siglufjörðu, vimos este ejemplar joven de árao aliblanco​ (Cepphus grylle)

 

 

 

Iglesia de Siglufjörðu

 

 

Grupo de porrones bastardos (Aythya marila), a la salida de Siglufjörðu, en el mar

 

 

Un aspecto de la carretera 76, por la península de Tröllaskagi

 

 

 

Un precioso ejemplar de esmerejón (Falco columbarius), cerca de Varmahlíð

 

 

Seguimos ruta por la ctra 76 hasta llegar a la ctra 1, en donde paramos en la gasolinera N1 de la localidad de Varmahlíð, donde comimos. Algunas gasolineras tienen menús tipo buffet que están muy bien de precio, con sopas o ensaladas a volonté, y platos de carne. La verdad es que comimos bastante bien, como suele ocurrir en los lugares en donde hay camioneros y comerciales comiendo. Seguimos ruta, y a eso de las 14'30 h, estábamos visitando la iglesia de Víðimýrarkirkja. Se trata de una iglesia muy bella, ubicada en Víðimýri, y que fue construida en 1834. Se considera una pieza maestra de la arquitectura islandesa. La turba se renueva periódicamente pero se conserva la estructura de madera original. Seguimos hacia visitar la península de Vatnsnes. Son 83 km por la ctra 1 hasta la ctra 716 y después la 717, hasta Borgarvirki (9 km), donde visitamos sus columnas basálticas que sirvieron de ciudadela a los habitantes que colonizaron Islandia. Continuamos por la 717 hasta hallar la 711, hasta llegar al parquing del hotel Ósar, donde aparcamos y bajamos hasta su playa, en donde podemos observar diversas aves marinas y, sobre todo, su colonia de focas. Más adelante, paramos para ver la Hvítserkur, una gran roca con agujeros, dentro del mar, pero muy cerca de la costa, con lo que con la marea baja, puede llegarse casi a pie. Más adelante, hay varios sitios donde poder ver focas, como Svalbarð y Illugastaðir. La vuelta a la península son unos 70 km. A la puesta de sol, paramos en , un lugar precioso. Seguimos ruta por la ctra 72 hasta encontrarnos con la ctra 1. Retrocedemos un poco hacia el este, hasta tomar la pista de tierra de la ctra. 715, que nos llevará sobre las 9 i pico a nuestro alojamiento, la Guesthouse Daeli, en la zona Saudarkrokur. Se trata de una guesthouse en un sitio muy aislado, alejado de luces artificiales, y con una gran visibilidad. La previsión de ver auroras boreales es muy alta, así que, como nos han dado una casita para nosotros cuatro, algo alejada de la recepción, decidimos cenar de pic-nic y esperar a que se haga de noche. Oriol prepara su equipo (gran angular, trípode...), y tras la cena, esperamos mirando por la ventana. Al poco de hacerse oscuro del todo, a las 22'30 h., empieza el espectáculo. Ver una aurora boreal es algo mágico, y para nosotros es ya la tercera vez, y eso que no es la época ideal, que suele empezar a mediados de septiembre. Nos abrigamos y salimos Oriol y yo un rato, pero el frío es intenso, y yo decido entrar en la casa y seguir por la ventana. El cansancio de la ruta me vence, pero Oriol aguanta. Una noche mágica

 

 

Anna junto a la iglesia de Víðimýrarkirkja

 

 

 

Vista general de Borgarvirki

 

 

Oriol bajando hacia la playa de Ösar, en una tarde fantástica

 

 

Las omnipresentes ovejas islandesas (Ovis aries), en los campos que rodean la finca de Ösar

 

 

Grupo de focas comunes (Phoca vitulina) en la playa de Ösar, uno de los lugares donde siempre pueden verse

 

 

La famosa roca conocida como Hvítserkur, en marea baja

 

 

Primer plano de una hembra de éider (Somateria mollissima), en Illugastaðir

 

 

Un charrán ártico (Sterna paradisaea) en pleno vuelo sobre la playa de Illugastaðir

 

 

En la finca de Illugastaðir también pueden verse muchas ovejas

 

 

Nuestra casita en la Guesthouse Daeli

 

 

Dormitorio y cuarto de baño de la casita de la Guesthouse Daeli

 

 

A pesar de no ser del todo de noche, la aurora boreal (la tercera del viaje) se presentó sobre nuestro alojamiento

 

 

 

Oriol, desafiando el frío, haciéndose un selfie con la aurora boreal

 

 

La impresionante aurora boreal sobre los campos de Saudarkrokur, desde el jardín de nuestra casita en la Guesthouse Daeli

 

 

El miércoles 30 de agosto, después de desayunar, salimos hacia la Península de Snaefellsness. La ruta hasta el próximo hotel es de unos 280 Km, por la ctra 1 hasta la 68, después la 59, la 60, la 54 y, finalmente, la 574. La península se caracteriza por la presencia del volcán Snæfellsjökull, donde se inspiró Jules Verne para su "Viaje al centro de la Tierra". En el camino, pasamos por la ruta de Berserkjahraun (ctra 558), unos campos de lava increíblemente bellos y solitarios, originados por erupciones de hace 4.000 años. Seguimos ruta pasando por el pueblo de Grundarfjörður, hasta las cascadas de Kirkjufellsfoss frente a la montaña de Kirkjufell, otro de los escenarios de la serie "Juego de Tronos". Damos un paseo y hacemos unas fotos. El día está nublado, pero no llueve. Continuamos por la 54 hasta la 574, y paramos en el pueblo de Ólafsvík, donde comimos en la cafetería de la gasolinera Orkan. Bien y barato. Visitamos la iglesia nueva (Ólafsvíkurkirkja) y el cementerio, y compramos alguna cosa en el supermercado Kassinn. Seguimos ruta por la 574 y en la punta de la península tomamos el desvío (ctra 579) que lleva al faro de color naranja de Öndverđarnes. Otro punto interesante es el faro de Svörtuloft. En ambos sitios, los acantilados son de una gran belleza, con presencia de aves marinas, aunque nos llueve y hace viento. Seguimos por la ctra. útnesvegur, pasando de largo el cráter Hólahólar, y más adelante nos desviamos hasta Dritvík y la playa de Djúpalónssandur. Como ya no llueve, hacemos una de las rutas que va hasta la playa, llena de restos de naufragios. En la ruta nos encontramos una serie de piedras de diversos tamaños y peso, que se usaban por los pescadores para probar sus fuerzas, algo común en muchos lugares del norte de Europa. Seguimos la carretera hasta desviarnos de nuevo hasta los acantilados de Londrangar, un lugar alucinante. Desde el acantilado, y a pesar de la lluvia, pudimos observar el paso de varios ejemplares de tiburón peregrino (Cetorhinus maximus). Eran ya las 7 de la tarde, y el tiempo no invitaba a seguir en la calle, así que nos fuimos a nuestro nuevo hotel, a 8 km de distancia, en la localidad de Helnar. El Fosshotel Hellnar, un precioso hotel cerca del acantilado, con una fama de buena cocina, pero, como siempre, a unos precios que no bajaban de 45-60 € por persona, por lo que seguiríamos con la opción pic-nic o fast food. Por ello, tras haber descansado un poco, desafiamos la lluvia y nos fuimos al cercano pueblo de Arnarstapi, en donde cenamos muy bien en el Stapinn. Regresamos, y aunque la previsión de auroras es buena, está totalmente nublado.

 

 

Nada más empezar el día, una grata (aunque lejana) sorpresa: un ejemplar de pigargo europeo (Haliaeetus albicilla)

 

 

Paisaje del enclave de Berserkjahraun

 

 

Campo de lava en Berserkjahraun

 

 

Las cascadas de Kirkjufellsfoss, y al fondo, la montaña de Kirkjufell, escenario de "Juego de Tronos"

 

 

La iglesia nueva de Ólafsvík

 

 

A pesar de la lluvia, Oriol pudo captar muy bien este precioso ejemplar de halcón gerifalte (Falco rusticolus)

 

 

Anna y yo paseando por los alrededores del faro de Öndverđarnes

 

 

Grupo de alcatraces (Morus bassanus) sobrevolando el mar cerca de Öndverđarnes

 

 

Oriol en el faro de Svörtuloft

 

 

Oriol emulando el herri kirolak, en la playa de Djúpalónssandur

 

 

 

Restos de naufragios en la playa de Djúpalónssandur

 

 

 

Anna y Oriol junto algunos de los trolls petrificados de la playa de Djúpalónssandur

 

 

Imagen clásica de los acantilados de Londrangar, un lugar alucinante

 

 

Un ejemplar de chorlito dorado (Pluvialis apricaria), en Londrangar

 

 

Con dificultad, por la lluvia, al final Oriol logró captar el paso de un tiburón peregrino (Cetorhinus maximus)

 

 

Entrada del hotel Hellnar, de la cadena Foss

 

 

Detalle de la habitación y el cuarto de baño del Fosshótel Hellnar

 

 

 

Nuestra cena informal en el Stapinn del pueblo de Arnarstapi

 

 

El jueves 31 de agosto, seguimos visitando el oeste de Islandia. Después de desayunar en el Fosshotel (normal, sin ser nada del otro mundo), regresamos al pueblo vecino de Arnarstapi, donde habíamos cenado la noche anterior, y a pesar de que el tiempo no acompaña, no llueve, por lo que paseamos por los acantilados de Gatklettur, de una gran belleza, con formaciones rocosas, arcos, etc. Después de un buen paseo, cogemos el coche y, a pocos km, se halla el desvío por la pista 570 que sube al volcán Snæfellsjökull, donde Jules Verne ideó su entrada hacia el centro de la Tierra. Se trata de una pista de tierra, pero no calificada como "F", por lo que algunos coches normales se atreven a subir. Ojo ! A pesar de no ser una "F", tiene trozos bastante malos, y una vez más nos alegramos de haber alquilado un 4 x 4 grande. Poco a poco vamos subiendo, por un paisaje espectacular, hasta que conseguimos subir por encima de las nubes y vemos lucir de nuevo un sol radiante. Llegamos muy cerca de la base de la cima de casi 1.500 m de altura. No olvidemos que hemos partido del nivel del mar. bajamos del coche y a pesar de estar rodeados de nieve y hielo, el sol luce con fuerza y se está bien. El Snæfellsjökull es un glaciar y un estratovolcán. La última erupción se estima de hace unos 200 años. Bajamos de nuevo a la ctra principal hasta encontrar la ctra. 54. A unos 17 km, visitamos Búðakirkja, una iglesia muy bella, de madera, de color negro, muy fotogénica. A 20 km de la anterior, hallamos un desvío hacia la playa de Ytri Tunga. Des del parking, caminando hacia la playa, vemos las primeras focas, algunas muy, muy cerca. Vemos también éiders y otras aves, y pasamos un buen rato observándolas y fotografiándolas. Como ya es hora de comer, hacemos pic-nic en la misma playa, pero dentro del coche, que hace frío. Seguimos per la 54 con la idea de parar a tomar un café e ir al baño, pero no encontramos nada que nos convenza y paramos a descansar en una área boscosa llamada Hofsstadaskogur. Se trata de una zona con abedules, pero sobre todo píceas, y aunque hay algo de basura, encontramos bastantes setas y Oriol hizo algunas fotos de pájaros de bosque. Continuamos camino por la 54, parando un momento en la iglesia de Fáskrúðarbakki, de techos de color turquesa, para hacer una foto. A unos 15 km encontramos el desvío que lleva hasta los Gerðuberg Cliffs, unas formaciones basálticas muy fotogénicas. Un poco más adelante, a 1 km más o menos vale la pena acercarse hasta la iglesia de Ytri-Rauðamelskirkja, rodeada de colinas volcánicas. Son ya las 17'30 h., y nos dirigimos hacia la localidad de Bogarnes, en donde nos alojaremos en el Hotel Bogarnes. Se trata de un 3 estrellas típico de ciudad, correcto, pero ni fu ni fa. Para cenar, otra de las sorpresas del viaje. Fuimos al Matstofan, un restaurante filipino muy cercano al hotel, aunque como llovía, fuimos en coche. Cenamos solos, lo que en un principio, puede dar "miedo", pero su dueña y cocinera nos preparó una cena deliciosa y pudimos charlar un poco con ella por el español que aún recordaba, aprendido en su país de origen. Esa noche, pese a las altas previsiones, tampoco veríamos auroras, aunque ya las habíamos visto en tres ocasiones en tres lugares diferentes, por lo que no nos podíamos quejar.

 

Anna en la preciosa iglesia de Hellnar

 

 

Uno de los arcos de los los acantilados de Gatklettur, en Arnarstapi

 

 

Otro aspecto de los los acantilados de Gatklettur

 

 

Los acantilados de Gatklettur son realmente bellos.

 

 

Casitas de techo de turba en Anarstapi

 

 

Vista general del volcán Snæfellsjökull, por donde se entra "al centro de la Tierra", según la novela de Jules Verne

 

 

 

Miquel y Oriol "pisando nieve" en las laderas del Snæfellsjökull

 

 

 

La curiosa iglesia negra de Búðakirkja

 

 

 

Vista general de la playa de Ytri Tunga, uno de los mejores lugares de Islandia para observar focas

 

 

Un par de focas grises (Halichoerus grypus), no nos pierden de vista

 

 

Un ejemplar de correlimos oscuro (Calidris maritima), en la playa de Ytri Tunga

 

 

Un precioso ejemplar de foca común (Phoca vitulina), descansando sobre el lecho de algas

 

 

De vez en cuando, levanta las patas traseras y golpean las delanteras, como aplaudiendo, oyéndose el sonido desde muy lejos

 

 

 

Un ejemplar de foca gris (Halichoerus grypus), tomando el sol

 

 

 

Precioso ejemplar de éider (Somateria mollissima), captado por Miquel jr.

 

 

 

Primer plano de una foca gris (Halichoerus grypus)

 

 

Vista general del bosque de píceas (Picea abies) de Hofsstadaskogur.

En Islandia apenas hay zonas boscosas, aunque se están llevando a cabo plantaciones en una campaña de reforestación.

 

 

 

Y donde hay bosques, hay setas. Un ejemplar joven de Amanita muscaria

 

 

Ejemplar del "auténtico" Cantharellus cibarius, en una zona con gayubas (Arctostaphylos uva-ursi)

 

 

 

Oriol y Anna junto a la iglesia de Ytri-Rauðamelskirkja

 

 

Vista general de las columnas basálticas de Gerðuberg Cliffs

 

 

La Borgarneskirkja de noche

 

 

Apetecible plato de noodles en el restaurante filipino Mastofan, de Borgarnes

 

 

 

Aspecto exterior del hotel Borgarnes

 

 

Habitación y cuarto de baño del hotel Borgarnes

 

 

El viernes 1 de septiembre, tocaba regresar a Reykjavík y devolver "nuestro" coche. En cualquier caso, decidimos aprovechar el día, y aunque tuvimos que hacer una ruta de ida y vuelta por el mismo camino, quisimos visitar las cascadas de los hermanos, o de Hraunfossar i Barnafossar. Por ello, tras el desayuno, nos dirigimos primero por la ctra. 1, cogiendo el desvío a la ctra. 50 y después por la 518. Las cascadas están a unos 60 km de Bogarnes. Las visitamos y tenemos que regresar por el mismo sitio, hasta tomar de nuevo la consabida ctra 1, para dirigirnos a Reykjavík, no sin antes cruzar por el túnel de peaje de Hvalfjörður, que te permite no tener que rodear el fiordo del mismo nombre y ahorrarte un montón de kilómetros. Tiene casi 6 km de largo y llega a estar a 165 m bajo el mar. No es un túnel con una buena calificación de seguridad, pero lo pasamos sin problemas. La idea que tenemos ahora es pasar de largo de la capital y visitar la península de Eykjanes (donde está el aeropuerto de Keflavík), pero que sólo vimos un trozo y de noche. Seguimos ruta hasta llegar al pueblo pesquero de Hafnir, por la ctra. 41. hacemos una parada en su iglesia y su cementerio, y seguimos camino. A unos 15 km hacia el sur, visitamos la zona geotermal de Gunnuhver Hot Springs. A 1 km hacia el mar vemos uno de los primeros faros de Islandia, el Reykjanesviti, y disfrutamos de las vistas de los acantilados. A 18 km hacia el este, paramos a comer en el pueblo de Grindavik, en donde se hallas el museo del bacalao. Comemos en una gasolinera N1, bien, como siempre. A 5 km hacia el norte está el famoso complejo del Blue Lagoon, pero pasamos de ir a verlo, y nos dirigimos, a unos 29 km, en dirección a Krysuvik, a visitar su zona geotermal. Gran acierto, ya que es un lugar muy interesante, con paisajes de alucine. Desde aquí, regresamos a Reykjavík, pero como todavía tenemos tiempo, me llevo al grupo a visitar el edificio Perlan, un modernísimo complejo cultural a las afueras de la ciudad, con muy buenas vistas, con salas de conferencias, actuaciones, cafés y restaurantes. Mide 25,7 metros de altura y está situado sobre la colina de Öskjuhlíð. Ahora sí. Son las 16.15 y tenemos que devolver el coche, y con el tanque de gasoil lleno. Llegamos a AVIS y devolvemos el coche, y nos llevan en una furgoneta hasta nuestro hotel en el centro de la ciudad. En esta ocasión, el Hotel Leifur Eiríksson. Se trata de un hotel pequeño, tipo boutique, y situado justo enfrente de la iglesia luterana Hallgrímskirkja y de la estatua de Leifur Eiríksson. Mejor situación, imposible. Nos instalamos y decidimos visitar ya la iglesia. Con 74,5 metros, es el edificio más alto de Islandia. La iglesia tiene su nombre dedicado al poeta islandés Hallgrímur Pétursson, quien es más conocido en Islandia por sus himnos. Se dice que el arquitecto de la iglesia, Guðjón Samúelsson, se inspiró en los flujos de lava basáltica del paisaje de Islandia para construir la fachada. El interior de la iglesia es de tres naves y es bastante sobrio y con muy pocos adornos. La iglesia alberga un gran órgano de tubos realizado por el alemán Johannes Klais de Bonn. Tras la visita, damos una vuelta por el centro de Reikjavík, no sin antes reservar nuestra última cena en Islandia en un buen restaurante de comida típica, el Café Loki. Se trata de un céntrico local donde puede probarse la cocina islandesa, como una fabulosa trucha alpina ahumada o la famosa carne de tiburón de Groenlandia fermentada, el hákarl, de sabor delicado pero fuerte olor a amoniaco, o el licor brennivín. La verdad es que cenamos muy bien, y tampoco fue demasiado caro.

 

Cascadas de los hermanos, o de Hraunfossar i Barnafossar

 

 

Vista general de la iglesia de Hafnir

 

 

Fumarolas en la zona geotérmica de Gunnuhver Hot Springs

 

 

El faro de Reykjanesviti, uno de los más antiguos de Islandia

 

 

Detalle de la interesante zona geotermal de Krysuvik

 

 

Vista exterior del edificio Perlan, uno de los símbolos del Reykjavík moderno

 

 

Vista panorámica de la capital desde la terraza del edificio Perlan

 

 

 

El hotel Léifur Eiríksson

 

 

Dormitorio y cuarto de baño del hotel Léifur Eiríksson

 

 

 

La estatua de Léifur Eiríksson y, detrás, la Hallgrímskirkja, impresionante iglesia luterana, otro de los iconos de Reykjavík

Léifur Eiríksson, segundo hijo de Erik el Rojo, fue un explorador vikingo que, 500 años antes que Cristóbal Colón, llegó a unas tierras que llamó Vindland, donde consituyó un asentamiento en lo que es la actual Terranova. Para los islandeses, fue el auténtico descubridor de América, aunque nunca supo que había llegado a un nuevo continente. También constituyó el primer asentamiento conocido en Groenlandia.

 

 

 

El monumental órgano de la Hallgrímskirkja

 

 

 

La Hallgrímskirkja, desde la animada calle Skólavörðustígur

 

 

 

Aspecto exterior del Café Loki, donde cenaríamos la última noche en Islandia

 

 

Plato de delicias islandesas: trucha ahumada, revuelto de pescado troceado, embutido de cordero, crema de verduras, ensaladilla de guisantes, con una bebida de malta (sin alcohol)

 

 

 

Otro plato de delicias islandesas, este con pescado seco, cordero ahumado y tiburón fermentado, con un vaso del licor Brennivin

 

 

El sábado 2 de septiembre, era nuestro último día en Islandia. Hasta la hora de coger el Flybus + de vuelta, dimos un último paseo por la ciudad, por las calles peatonales hasta el lago Tjörn, hacemos alguna compra y yo no me resisto a probar los pasteles de la pastelería Sandhot. Regresamos al hotel, cogemos las maletas y el Flybus nos espera junto a la iglesia de Hallgrímskirkja. Llegamos a aeropuerto de Keflavík que está a rebosar de gente, y apenas encontramos una mesa para poder comer y tomar algo, ya que nuestro vuelo de Icelandir Air sale a las 16.40 h. Esta vez, no iremos en primera, sino en turista, pero el vuelo va muy bien. Llegamos al Prat a las 22.40 h. (hora local) y cenamos algo en el Pans & cia. Recogemos el coche de manos de la gente de aparca & go, y para casa, en Girona. Sin duda sabemos que será un viaje muy difícil de olvidar, y entre nosotros, ya hablamos de volver algún día.

 

 

Dómkirkjan í Reykjavík, la catedral nacional de Islandia (1787), en la plaza Austurvöllur

 

 

El Parlamento de Islandia, o Alþingishúsið (1880), también en la plaza Austurvöllur

 

 

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Hasta la próxima !!!

 

Toda la familia junto al Sólfarið, en Reykjavík

 


 

Las imágenes de esta crónica han sido realizadas con diferentes equipos:

Miquel À. Pérez-De-Gregorio: Samsung Galaxy S7 Edge y Nikon D7200 + Nikon 12-24 mm (general)

Miquel À. Pérez-De-Gregorio jr.: Nikon coolpix L840

Oriol Pérez-De-Gregorio: Nikon D7100 + Nikon 80-400 mm (aves) + Nikon 18-200 mm (general)

 

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