UTAH & ARIZONA(del 22 al 25 / 8 / 2015) |
Por: Miquel À. Pérez-De-Gregorio i Capella
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Espectacular imagen nocturna en Monument Valley
El 21-8-2015, por la tarde, cogimos el vuelo de la cia. Delta Airlines con destino a Las Vegas, vía Salt Lake City, capital del Estado de Utah. Sin embargo, he preferido dejar Las Vegas para otro capítulo, y centrarme en este, en los parques visitados de Utah y Arizona. Dicho esto, el 22-8-2015 nos dirigimos hacia nuestra primera parada: Zion National Park. Este parque de Utah, se encuentra a unas 3 horas de viaje de Las Vegas (unos 270 km), pero además, en Zion hay que sumar una hora más, por lo que, para estar allí sobre las 10 de la mañana, tendríamos que salir de Las Vegas a las 6 de la mañana. Teniendo en cuenta todos los factores: el día anterior viajando, nos acostamos tarde, el cambio de temperaturas (entre 30 y 40º C, no como en Wyoming !), y el hecho de tener que salir, conduciendo, de una gran urbe como Las Vegas, decidimos cogernos las cosas con más tranquilidad. Así, de esta manera, tras desayunar en Las Vegas, cargamos nuestro nuevo coche (un Jeep Cherokee), y nos dispusimos a viajar hasta Zion, pero sin ningún tipo de estrés, llegando al parque sobre las 13 h. (hora local). Zion se halla cerca de la localidad de Springdale. El área total comprende 593,26 km². La principal atracción del parque es el cañón Zion, una hendidura de 24 kilómetros de longitud y hasta 800 metros de profundidad excavada por el brazo norte del río Virgin sobre terrenos de arenisca roja. Los primeros humanos llegaron a la zona hace 8000 años. Eran pequeños grupos familiares de amerindios que se asentaron en la región, como por ejemplo los Anasazi. El cañón fue descubierto por los mormones en 1850, habitándolo dos años más tarde. Zion significa en antiguo hebreo lugar de refugio o santuario. La geografía única y la variedad de ecosistemas permiten la existencia de una importante diversidad de flora y fauna. Se contabilizan 289 especies de aves, 75 de mamíferos (incluyendo 19 especies de murciélagos), 32 especies de reptiles así como un gran número de plantas. Entre la fauna destaca el puma, los ciervos, águilas de California y las cabras montesas. Zion, además, es uno de los parques más "ecológicos" de los EEUU. Su acceso está restringido al tráfico particular, por lo que hay que dirigirse al Centro de Visitantes, aparcar el coche, y coger alguno de los autobuses eléctricos que lo recorren, y te acercan al inicio de los numerosos senderos, que van desde los paseos más sencillos, a rutas sólo aptas para los más avezados montañeros. Cuando el centro de Visitantes se llena (normalmente, después de las 11 h.), hay que aparcar en la localidad de Springdale, aunque allí también hay un servicio de autobuses que te acercan al Centro. En nuestro caso, dada la hora y la temperatura (cercana a los 35º C), no cabía hacer alguna de las rutas principales, por lo que optamos por seguir camino (la ruta es espectacular), y hacer, tras pasar el tunel, la ruta denominada Canyon Ovelook Trail, y que te permite ver el propio cañón de Zion, así como el de Pine Creek, estando literalmente sobre The Great Arch. Se trata de una ruta de unos 2 km (ida y vuelta), de dificultad moderada, ya que hay alguna subida pronunciada, y sobre todo zonas con precipicios poco aptas para la gente que sufra de vértigo. En todo caso, puede hacerse facilmente, pero hay que llevar gorra o sombrero y agua suficiente, ya que las temperaturas pueden ser muy altas. Se puede hacer en 35 o 40 minutos, pero lo normal es hacerlo en 1 hora o hora y 1/2.
Imagen de la entrada al Zion N. P.
El Canyon Overlook Trail ofrece algunas zonas de sombra, que se agradecen enormemente
Oriol fotografiando alguna águila en el Canyon Overlook Trail
Panorámica de la parte inferior del Cañón de Zion y del Pine Creek Canyon
Aparte de las aves, en la zona destaca la presencia de estas cabras o muflones (Ovis canadensis)
Tras la caminata, muy cansados (más que nada por el calor), retomamos la ruta hasta la US Hwy 89, que nos llevará en unos 114 km a nuestro próximo destino: Bryce Canyon. Decidimos seguir ruta y parar a comer donde nos pareciera que tuviese buena pinta. No hay que decir que toda la ruta es espectacular, y dan ganas de pararse en mil sitios. Llegamos al pueblo de Orderville y paramos en una curiosa tienda Rock Shop, decorada como una cueva troglodita, de color rosa, y que anuncia café espresso. La zona es de fósiles y minerales, y la tienda vende eso y algunos recuerdos y artesanía, así como café y bebidas. No nos parece suficiente para comer, pero la señora de la tienda, muy amablemente, nos recomienda que paremos en Forsher, una panadería alemana que está a la salida del pueblo. La recomendación no podía ser mejor, y comemos unos excelentes bocadillos, recién hechos, fusión de influencias germanas y norteamericanas. Si alguna vez vais por allí, no os lo podéis perder. Una vez repuestas las fuerzas, seguimos ruta, pasando por Glendale, Hatch, siguiendo el curso del río Sevier, viendo ranchos, bosques y praderas, hasta coger el desvío por la US 12 en dirección a Bryce. A pocos km nos encontramos con un inesperado espectáculo de la Naturaleza: el Red Canyon. Este cañón forma parte del Dixie's National Forest, y aunque cuando pasamos por el mismo estaba lloviendo, vale la pena deternerse un instante, ya que es precioso. A unas 13 millas de allí, llegamos a nuestro alojamiento: el Bryce Canyon Grand Hotel, de la cadena Best Western. Está en el enclavamiento de Bryce, que realmente, más que un pueblo, es una agrupación de servicios: hoteles, restaurantes, gasolineras, tiendas, etc., que facilitan la vida a los turistas que acuden al Parque. Nos alojamos y nos abrigamos un poco, ya que las temperaturas de noche, son más que frescas, y decidimos salir a cenar. No escogimos el "famoso" Ruby's, cena con espectáculo, porque no teníamos ganas de tanta "marcha". Otro lugar que nos habían recomendado, era el Pines, de ambiente familiar y del "oeste", pero no reservaban y estaba muy lleno, y nuestro cansancio no hacía apetecible esperar una hora de cola para cenar, así que cogimos el coche, y regresamos hacia Bryce, parando a cenar en Foster's Family Steak House. La verdad es que fue todo un acierto. Los platos, en principio "caros", resultaron más equilibrados al ver la calidad y cantidad de la comida. De hecho, fue la primera cena con mayúsculas, con steaks, eye rib's, etc., carne de mucha calidad. Allí charlamos con una simpática empleada, originaria de Sonora (Mexico), que nos habló de sus aventuras por esa zona, con los coyotes y los "venadotes". Tras la cena, regreso al lodge y a dormir, que a la mañana siguiente nos esperaba otro día intenso.
Un detalle del espectacular Red Canyon, que a pesar de la lluvia, relucía con un rojo intenso
Imagen de nuestra habitación en el Bryce Canyon Grand Hotel
Después del merecido descanso, el 23-8-2015 amaneció fresquito, pero despejado. El tiempo ideal para una caminata por el Bryce Canyon N. P. Tras un desayuno self service en el hotel (correcto), nos dirigimos a entrar en el Parque y aparcar en el Sunset Point (a escasos 10 minutos del hotel). En este punto, además de empezar a disfrutar de las espectaculares vistas, se inicia una ruta por un camino de tierra, llamada Navajo Trail, que siguiendo por el camino de la derecha, por la zona conocida como Vall Street, enlaza posteriormente con la Queens Garden, que desemboca en el Sunrise Point, y desde ahí, por una pista de cemento que transcurre por el borde del cañón, se regresa al punto de partida. En total son a penas 5 km de distancia, pero hay que tener en cuenta que el desnivel es de 167 metros, con lo que hay que tomárselo con cierta calma, necesaria, además, para poder ir disfrutando del paisaje y de la flora y fauna del lugar. Por todo ello, es muy recomendable evitar las horas centrales del día, calurosas, y llevar agua suficiente. Sin duda alguna, esta fue una de las visitas más impresionantes de nuestro viaje. Bryce Canyon se halla en el suroeste del estado de Utah. A pesar de su nombre, el cañón Bryce no es propiamente un cañón sino una gran anfiteatro natural formado por la erosión. Bryce destaca por sus estructuras geológicas únicas, llamadas "chimeneas de hadas", que se formaron por la erosión causada por el viento, agua y hielo. El juego de colores de las rocas, rojo, naranja y blanco recrean vistas espectaculares. Bryce se encuentra a mayor altura que el vecino Parque Nacional Zion y que el Gran Cañón. La cota media de altitud se encuentra entre los 2400 y 2700 m s/m. Debido a esta variedad de cotas, la ecología y el clima varían mucho de una zona a otra, ofreciendo un espectacular contraste. Los mormones fueron los primeros blancos en asentarse en la zona alrededor de 1850, dándole el nombre en honor a Ebenezer Bryce, primer habitante de la zona. El área se convirtió en un monumento nacional en 1924, siendo declarado parque nacional cuatro años más tarde. Ocupa un área de 145 km². Los bosques y prados de Bryce Canyon son el hábitat de numerosas especies de animales, de entre los que destacan las aves (más de 160 especies), zorros, pumas osos negros y ciervos, que son los mamíferos más comunes del parque. También hay una colonia de perritos de las praderas.
Anna y yo al borde del anfiteatro de Bryce, entre el Sunrise point y el Sunset point
La bajada por el Navajo trail quita el hipo, tanto por el desnivel como por la preciosidad del paisaje
Detalle de unas "chimeneas de las hadas", con el contraste del verde de los pinos y el rojo de las rocas
Cerca de la salida del parque, hay una interesante colonia de perritos de las praderas (Cynomys parvidens). Se trata de una especie exclusiva de esa zona de Utah, y está estrictamente protegida
Tras la visita, tocaba regresar por la misma ruta ya hecha (Red Canyon, Hyw 89, etc.), hasta la altura del pueblo de Mt Carmel Junction, ya que a partir de aquí, no habíamos hecho esa parte de carretera, que en definitiva nos llevaría al siguiente destino: Page, ya en Arizona. En total, son unos 245 km, y la carretera es buena y no demasiado transitada. A unos 127 km de Bryce Canyon, se encuentra la pequeña ciudad de Kanab, todavía en Utah, de unos 4.000 habitantes, que tiene un sabor especial, a "far west". No en vano, ha sido llamada "pequeña Hollywood", ya que en sus inmediaciones han sido filmadas numerosas películas, algunas tan famosas como "La diligencia", "El Dorado", "El fuera de la ley" o "El Planeta de los simios", o series de TV como "Daniel Boone" o "El llanero solitario". Imbuidos de ese espíritu, aparcamos el Jeep en la 97 W Center St., y entramos a comer en un local que nos habían recomendado: el Rocking V Cafe. Se trata de un local muy agradable, con una decoración muy típica, con un personal muy simpático y atento y que, además, acoge una mini galería de arte. Pero lo mejor de todo es la comida. Muy rica, variada y original. Uno de los mejores sitios en donde comimos en todo el viaje. Después de la excelente comida, seguimos ruta hacia Page. La carretera entra pronto en la grandiosa zona virgen del Grand Staircase-Escalante National Monument, que protege nada más y nada menos que 760.996 hectáreas de territorio. A una hora más o menos de Kanab, en la zona conocida como Big Water, y a la altura de la milla 19 de la US Hwy 89, a mano derecha, parte un sendero hacia los Toadstool hoodoos. Esta visita, nos la recomendó nuestro amigo belga Yves Deneyer, veterano visitante de esa zona de los EEUU, y al que agradezco aquí su sugerencia. Eso sí, la hora en que llegamos al sitio, un verdadero desierto, hizo que, al salir del coche, nos lo pensáramos dos veces. Además, sólo había un vehículo aparcado cuando llegamos...., y la temperatura era muy alta. Sin embargo, la cruda belleza del lugar, y eso que sólo veíamos el inicio de la ruta, hizo que nos decidiéramos a intentarlo. La ruta es de unos 3 km (ida y vuelta), así que, ignorando qué nos encontraremos, cogemos agua, gorros, y empezamos la ruta. El hecho de estar sólos (los del otro coche ya había regresado), nos aumenta la sensación de "aventura", y con algo de esfuerzo por el terreno y el calor, llegamos por fin a las caprichosas formas que la erosión ha convertido en "hongos de piedra". Disfrutamos del lugar (lo que nos permitió el calor), y reemprendemos ruta hacia Page, no sin antes desviarnos para acercarnos un poco al majestuoso Lago Powell. El lago Powell es un embalse artificial, cuya presa se finalizó en 1969, sobre el rio Colorado, en el límite de los Estados de Utah y Arizona. Ocupa 658 km2, (la mayor parte se halla a lo largo del Raimbow National Monument, Utah). Es el segundo embalse de mayor capacidad de los EEUU, tras el de Lake Mead. Su profundidad media es de 40 m, y puede almacenar 3.000 × 1010 m3 cuando está completamente lleno. El Lago Powell se formó por la inundación del Glen Canyon por la controvertida presa Glen Canyon Dam, la cual también dio pie a la zona recreativa de Glen Canyon National Recreation Area. Este embalse recibió su nombre del explorador John Wesley Powell, que exploró la zona en 1869. El lago Powell proporciona agua dulce, además de a Colorado, a Utah, Wyoming, y New Mexico, y también a Arizona, Nevada, y California. Igualmente ha sido escenario de varias películas. Entre las más famosas, podemos citar "El Planeta de los simios", "Maverick" o "Gravity".
Los llamados Paria Rimrocks Toadstool Hoodoos
Un aspecto del lago Powell
Tras el desvío para ver de cerca el lago Powell, y tras pasar la presa de Glen Dam, llegamos a nuestro alojamiento en Page, ya en Arizona. Nos alojamos en el Travelodge Page, de la conocida cadena de moteles. Hemos de decir que el motel, muy sencillo, está bien situado, pero sin duda fue el peor alojamiento de todo el viaje. Por suerte, fue sólo una noche, pero si algún día regresamos a Page, sin duda cambiaremos de lugar. El desayuno estaba incluido, pero mejor no recordarlo...
Detalle de nuestra habitación
Aspecto exterior del Travelodge de Page (Arizona)
Una vez instalados, sin perder tiempo, salimos de nuevo para comprobar la veracidad de aquello de "una de cal y una de arena", ya que sin duda, nuestra noche en Page, fue de lo mejor de todo el viaje. En primer lugar, y teniendo en cuenta que la puesta de Sol era a las 19 h. (otra vez teníamos el uso horario de Las Vegas), nos dirigimos a uno de los lugares más bellos a los que hemos tenido el privilegio de ir en toda nuestra vida. Así de rotundo. Me refiero al Horseshoe Bend. Esta maravilla de la Naturaleza, es un meandro que forma el río Colorado y que ha sido bautizado como "curva de la herradura", y se halla a unos 6 km de Page, en la US 89 Hwy, en dirección a Flagstaff. Un desvió a la derecha lleva a una zona de aparcamiento, y allí, un sendero de unos 2,5 km (ida y vuelta), que transcurre por un arenoso desierto rojizo, bellísimo, lleva hasta el borde mismo del abismo, conocido como lookout point. Una vez allí, la vista es espectacular. Hay que decir que las fotografías, difícilmente, y por muy buenas que sean, reflejan la majestuosidad del lugar. Quizás la hora que escogimos, a la puesta de Sol, no sea la idealpara según qué, porque la luz está totamente en contra, pero por otro lado, el propio espectáculo de la puesta de Sol, y además en ese marco, hace que el rato allí vivido por nosotros resultara más que mágico, inolvidable. Hay que advertir a los que sufran vértigo que el precipicio desde el lookout point es de 305 metros, y que no hay ningún tipo de valla ni protección. De hecho, vimos algunos comportamientos innecesariamente temerarios, para conseguir el "selfie" más logrado, que ponían los pelos de punta.
El espectacular Horseshoe Bend, una vez se puso el Sol
Ya de noche, con la ayuda de la luz del teléfono móvil, regresamos a nuestro coche, con la idea de ir a cenar a Page. Y ahí estaba la segunda sorpresa de la noche. Aunque yo había estado mirando sitios donde cenar en Page, había un lugar que me parecía que podía ser genial. De hecho, la noche anterior en Bryce, había declinado ir al Ruby's, ya que su cena espectáculo me pareció que sería muy "turística". Por ello, sin que el resto de familia supiera muy bien a dónde les llevaba, conduje por el interior de Page hasta el Big John's Texas BBQ. La apuesta podía parecer "arriesgada", pero al final fue de lo mejor y más recordado de nuestro periplo por el oeste. Se trata de una antigua gasolinera, que en el lugar en donde estaban los surtidores, ha puesto una serie de mesas alargadas, rodeadas de balas de paja, y con un escenario en donde actúa una banda de música country, muy buena, por cierto, y en donde se sirve auténtica comida tejana, a unos precios geniales, vista la calidad y la cantidad. Por suerte, cogimos uno de los pocos lugares libres, y ahí empezó el espectáculo. El estilo es tejano, con grandes cubos de cacahuetes para picar, carnes de cocción lenta en las enormes barbacoas metálicas, servidas en platos de plástico, como manda la tradición. El servicio, correcto. En su mayoría, indios navajo ¿Y la música? Genial. La banda tocó piezas desde Johnny Cash a Willie Nelson, para acabar con una genial versión de la canción "Past de point of rescue", de Hal Ketchum, que se convirtió, ya para siempre, en nuestra canción del viaje. Una noche inolvidable.
Uno de los sabroso platos del Big John's
Aspecto del local con la banda tocando al fondo
El 24-8-2015 iba a ser otro gran día. A las 10 h. (hora local !), teníamos prevista una de las visitas top ten del viaje. A apenas 10 minutos en coche desde Page (a unos 10 km), se encuentra la entrada al aparcamiento de la nación Navajo, que es la antesala de un sitio difícilmente descriptible: Antelope Canyon. Se trata de una atracción que no pertenece a la red de Parques Nacionales de los EEUU, y que tampoco puede visitgarse por libre, así que, sí o sí, necesariamente ha de contratarse una excursión con esta nación india, propietaria de los terrenos en donde se ubica el cañón. Nosotros fuimos con la cia. Antelope Canyon Navajo Tours. Hay que decir que, a parte de la excursión propieamnete dicha, hay que pagar la entrada al "parque", por lo que la cosa no baja de los 50 y pico dólares. Es lo que hay: se toma o se deja. Por otro lado, es una visita muy masificada, sobre todo en su parte superior (Upper canyon), que es la más visitada. Por ello, y por una tendencia excesivamente turística por parte de los guías navajos, la visita puede resultar frustante para algunas personas. Otra posibilidad es contratar la visita llamada "fotográfica", en la cual se supone que, doblando el precio, se te permitirá fotografiar con tranquilidad el cañón, con uso de trípode, etc., pero la verdad, es que, al menos en época de mucho turismo (como fue nuestro caso), no te pueden garantizar que estés sólo o tranquilo, digan lo que digan. Advertir a los amantes de la fotografía que, en la visita "normal", está prohibido el uso de trípodes, y que el flash está prohibido en todo caso. En definitiva, tanto la masificación como la forma del llevar el grupo el guía navajo (tendencia a hacerse los "graciosos", sobre todo con las turistas japonesas....), puede hacer empañar una visita de lo mejor de la ruta. Por ello, hay que mirar de abstraerse de todo, y disfrutar lo más posible. La espectacular formación geológica del Antelope Canyon, se fue horadando debido al paso de corrientes de agua a través de un proceso de epigénesis durante miles de años, y sus paredes llegan a alcanzar los 40 metros de altura en algunos puntos. Consiste en dos formaciones separadas, denominadas individualmente como "Cañón del Antílope superior" y "Cañón del Antílope inferior". Una de las razones por las que el cañón sólo puede visitarse con guía es el peligro de inundaciones instantáneas, ya que las lluvias torrenciales en la región pueden provocar la inundación total del cañón en cuestión de minutos (principalmente por corrientes de agua que se originan en regiones de más altitud). De hecho, uno de los motivos por los que este cañón ganó en popularidad fue la muerte de once turistas el 12 de agosto de 1997. El único superviviente de aquella catástrofe fue el guía.... Como siempre, las referencias cinematográficas son constantes. Así allí se filmaron partes de películas como "Relámpago Jack" o "Broken arrow", o un conocido videoclip de Britney Spears. Otra cosa que sorprende de este cañón es su ubicación. Uno se imagina que estará en un lugar lejano, salvaje, inacesible....., pero la realidad es algo diferente.... Lo primero que choca es encontrate con la Navajo Generating Station, una central térmica alimentada por carbón, con 2.280 MW de potencia, con sus tres chimeneas que "cantan" en la inmensidad rojiza del desierto, junto con las torres y líneas de alta tensión. Después, la organización de los navajos, con poco espacio de sombra en el punto de salida de las excursiones, su caseta bastante cutre, y la forma en que embuten a los turistas en camionetas 4 x 4, para a continuación hacer "carreras" por la arena, hasta llegar a la entrada del cañón, son aspectos que hacen pensar en los cambios que se necesitarían para poder realizar una visita en condiciones, lo que no quita que, sin duda alguna, sea una visita del todo imprescindible y espectacular.
El grupo ya dentro del cañón
Apuntando hacia el "cielo", se pueden conseguir imágenes como esta, que dan la apariencia de soledad
El grupo dirigiéndose a la salida del cañón
Después de la visita al Antelope Canyon, regresamos al coche y seguimos la ruta hacia Monument Valley, a unos 170 km. La ruta es siempre espectacular, con paisajes en los que detendrías continuamente. La hora de comer, nos pilló en la localidad de Kayenta. Se trata de una población de unos 5.000 habitantes, con un 93 % de navajos, siendo por tanto la mayor concentración de esta etnia en toda la zona. En Kayenta repostamos gasolina y, sobre todo, comimos en un restaurante recomendado por Tripadvisor: el Amigo Café. Fue una de las gratas sorpresas del viaje. Se trata de un local pequeño, modesto, con una decoración muy auténtica, y una comida deliciosa. Nada más entrar, comprobamos que salvo nosotros, no hay más turistas, y la mayoría de clientes son trabajadores locales, indios navajos, por lo que la cosa pinta muy bien. La comida es una fusión de influencias locales y comida mexicana, el servicio muy atento, y los precios muy ajustados. Totalmente recomendable ! Tras la comida, a eso de las 14 h., reemprendemos la ruta. Y qué ruta !! Sin duda será la más bella de todo el viaje. Poco a poco, milla a milla, nos vamos acercando a Monument Valley, y van apareciendo formaciones que, sin ser "famosas" allí, serían una atracción en sí mismas en cualquier zona de España. De esa forma, en unos 40 minutos, nos vemos rodeados del paisaje visto en mil ocasiones, en posters, carteles, anuncios, telefilmes y películas. Como ocurre siempre, por mucho que se haya visto, nada comparable a estar de verdad allí. Totalmente espectacular. Nos da ganas de parar continuamente y disparar las cámaras en todas direcciones. A las 17'30 h., tenemos una visita contratada, por lo que nos planteamos qué hacer. Una idea era ir hasta Goosenecks State Park, pasado Mexican Hat, a unos 45 km de donde estábamos, pero nos parece que no tendremos tiempo de ir, visitarlo y volver, por lo que decidimos seguir sólo un rato por esa carretera US 163, hasta un lugar de claras reminiscencias cinematográficas: el Forrest Gump point. Se trata de un punto en la milla 13 de esa carretera, en la frontera de los Estados de Arizona y Utah, en donde Forrest Gump, protagonista de la película, después de estar corriendo durante años de este a oeste de los EEUU, decide dejar de correr. Ni qué decir que las vistas son espectaculares, a pesar de que nosotros lo pillamos en un momento de total contraluz.
Anna posando junto al cartel que recuerda el Forrest Gump point
Oriol emulando a Tom Hanks, con el espectacular decorado de fondo
Tras lo anterior, regresamos por la misma carretera y nos dirigimos a nuestro alojamiento en Monument Valley. Fue el único alojamiento que "impusimos" en todo el viaje. O allí o nada ! Y es que en Monument Valley, hay que alojarse, sí o sí, en The View. Hay pocas palabras para describir este lodge. Y no por su comodidad, lujo o servicios, que son correctos, sino por su ubicación. La vista desde cualesquiera de sus habitaciones, es de ensueño. Sin duda alguna, en la zona hay alojamientos más económicos, pero os aseguro que vale la pena pagar ese extra, por estar tan dentro de la reserva, que te sientes parte de la misma.
Aspecto exterior de las habitaciones y de la terraza del hotel, al amanecer
Un desayuno con vistas
Detalle de nuestra habitación en The View
Una vez instalados, a las 17'30 h., nos dirigimos al punto de encuentro en el parking del propio hotel, para la excursión guiada que ya teníamos contratada. Monument Valley puede visitarse por tu cuenta. Según mi opinión, es necesario un SUV o 4x4, o como mínimo un coche alto o de ruedas amplias, ya que la ruta no está asfaltada y hay zonas muy arenosas. Sin embargo, hay zonas "privadas", más alejadas y muy interesantes, que sólo peuden visitarse en compañía de un guía nativo de la nación Navajo. De la variada oferta, escogimos una por su propuesta, alejada de las visitas "turísticas", más masificadas. Se trata de la compañía Navajo Spirits Tours. De toda su oferta, escogimos el Sunset tour. Fuimos los cuatro, y dos parejas más (8 personas en total) y recorrimos durante unas dos horas, los rincones más bellos del valle. La excursión fue todo un éxito, y a parte de la belleza del lugar, tuvo gran parte de culpa nuestro guía: Loyal, un joven navajo que nos explicó con sencillez y emoción, no sólo esos lugares, sino que también nos acercó a la cultura, música y tradiciones de la nación navajo, además de contarnos muchas anécdotas de las películas rodadas en este espectacular escenario natural. El Monument Valley es un gran valle del oeste de los EEUU en la frontera sur de Utah con la norte de Arizona. Se halla dentro de la reserva de la Nación Navajo, que la llaman Tsé Bii' Ndzisgaii (Valle de las Rocas). El área forma parte del altiplano del Colorado. El suelo está formado en gran parte de limolita roja o la su arena que fue depositada por los ríos que serpenteaban y abrían el valle. El color rojo viene del óxido de hierro expuesto en la limonita desgastada. Las rocas más oscuras, azulado grisáceas, se deben al óxido de manganeso. Las moles se estratifican claramente en tres capas principales. La capa más baja es roca de esquistos, el estrato mediano es gres y en la parte superior hay capas de moenkopi restringido por limolita. El valle contiene estructuras de piedra grandes, como el famoso "Ojo del Sol". Como sabe todo el mundo, hablar de Monument Valley es hablar de la historia del cine americano. Desde los años 20, se han filmado en este valle decenas de películas. Pero hablar de Monument Valley y de cine, es hablar de westerns, y sobre todo, de un director: John Ford. No en vano, Ford cuenta con un point (punto) propio, su lugar favorito. Entre las películas que Ford rodó allí, se cuentan las inolvidables "La Diligencia", "Fort Apache", "Centauros del desierto" o "Sargento negro". Otros directores escogieron Monument Valley para sus películas, como las recordadas "Los comancheros" o "Río Conchos", o "Licencia para Matar", de Clint Eastwood, otro enamorado del lugar, o algunas más recientes, como la ya citada "Forrest Gump", o road movies como "Easy Rider" de Dennis Hopper, o "Thelma & Louise", de Riddle Scott. También se rodaron allí parte de películas de culto com "2001, una odisea en el espacio", de Kubrich, "En busca del Arca perdida", de Steven Spielberg, o comedias como "Regreso al Futuro 3". Y a lado de John Ford, como no podría ser de otra manera, destaca la figura del mítico actor John Wayne, que también tiene su lugar preferido (John Waine's point), en el valle. De hecho, a la hora de la cena, en la terraza de The View, estaban proyectando quizás la película más mítica de cuantas se rodaron aquí: "Centauros del desierto", mientras cenábamos, entre otras cosas, el plato favorito de Clint Eastwood. Qué más se puede pedir !!
Quizás la imagen más conocida de Monument Valley, pero también fue la vista desde nuestra habitación en The View
Oriol en el promontorio conocido como John Ford's point, en un escenario de película !
Uno de los escondidos y espectaculares rincones de Monument Valley: el Big Hogan, por donde se supone que bajaba Indiana Jones en la primera película de la serie
Loyal, nuestro joven guía navajo, nos acerca a la música tradicional de su tribu
Un detalle del Sun's Eye (Ojo del Sol)
El 25-8-2015 amaneció algo tapado. Tras un buen desayuno en el comedor panorámico de The View, abandonamos la zona y nos dirigimos a otra gran etapa: el Grand Canyon N. P., a unos 300 km de Monument Valley. Pero antes de llegar al mítico cañón, teníamos prevista otra visita: Navajo National Monument. Los anasazi formaban una cultura arqueológica amerindia de la super-área cultural de Oasisamérica. Ocupaban, en varios grupos, la superficie de los estados actuales de Colorado, Utah, Arizona y Nuevo México. Su civilización ha dejado varios vestigios monumentales y litúrgicos en distintos lugares, de los cuales algunos han sido clasificados como patrimonio mundial por la Unesco. El más conocido es el de Mesa Verde, pero no pudiendo visitarlo, bien vale la pena acercarse a este, o bien visitar el de Chelly Canyon.
Una preciosa panorámica del cañón de Batatakin, en donde se halla el Navajo National Monument
Detalle de las ruinas de la cultura a anasazi, en el Navajo National Monument
Tras el paseo, regreso al coche y nos dirigimos hacia tomar otra vez la US 160, para retomar más adelante de nuevo la US 89, y después coger el desvío hacia el Gran Cañón del Colorado, por la ruta panorámica de la US 64. Como os decía, el tiempo amenazaba lluvia, y en un par de horas, entrábamos al parque por su puerta este, parando en primer lugar en la Desert View Watchtower. Aunque por el camino, ya se va intuyendo lo que se va a ver, es en esta parada, entrando por el este, donde se tiene un primer contacto auténtico con el Gran Cañón. La Torre de Vigilancia Desert View es una estructura de piedra de 21 metros de alto, situada en el borde sur (South Rim) del Gran Cañón. Está situada en Desert View, a unos 32 kilómetros del Grand Canyon Village. La estructura de cuatro pisos, terminada en 1932, fue diseñada por el arquitecto estadounidense Mary Colter, que también creó y diseñó muchos otros edificios en la zona del Gran Cañón. Aparte de los miradores, en la torre hay exposiciones de arte tribal, de fotografía, etc., y en los alrededores, en una bella zona ajardinada, hay servicios, tienda y un pequeño restaurante de comida rápida, en donde aprovechamos para reponer fuerzas, con unos excelentes hot-dog. El Gran Cañón es una vistosa y escarpada garganta excavada por el río Colorado en el norte de Arizona. Está situado en su mayor parte dentro del Parque Nacional del Gran Cañón, uno de los primeros parques naturales de los Estados Unidos, y fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1979 por la UNESCO. Los precipicios de la garganta dejan sin aliento. La altitud es de unos 2210 m, en el borde o ribera sur; alcanzando los 2422 m en el borde norte. La anchura del cañón oscila entre los 16 y 29 km, según el punto desde del que se mida, y la altura máxima de la garganta es de 1470 m; Entre la entrada este y la salida oeste el Gran Cañón, dentro del parque nacional, hay alrededor de 350 km y unos 446 lineales en total. A pesar de esos datos, tan indicativos, es difícil imaginarse una majestuosidad así si no se presencia en persona. A partir del Desert View Point, la carretera discurre por el margen de la garganta, con diversos miradores, mereciendo la pena parar en la mayoría de ellos. Una de las cosas que más sorprenden del Gran Cañón, es que junto a su garganta, no hay un paisaje yermo o rocoso, sino unos frondosos bosques de coníferas repletos de vida. De hecho, no es nada raro ver ciervos, incluso de día. La carretera llega al Grand Canyon Village, que más que un pueblo, es una amalgama de hoteles y servicios. Allí hay zonas de aparcamiento, servicios, oficinas y el Centro de Visitantes, y apartir de allí, salen diferentes senderos que recorren el margen del cañón, con muchos miradores y zonas de interés. Lo ideal es escoger la dirección (este u oeste), y caminar tranquilamente por estas rutas (Rim trails). La vuelta puede hacerse andando, o bien coger alguno de los autobuses gratuitos que tienen sus paradas a lo largo de la ruta. Hay que tener en cuenta que hay zonas no accesibles a vehículos particulares. En nuestro caso, como el Grand Canyon Village, una vez cae la noche, queda un poco "muerto", decidimos alojarnos en la población más cercana, Tusayan, que aunque fuera del Parque, está prácticamente al lado de su entrada. Tusayan es una pequeña localidad, de a penas 600 habitantes, que está rodeada de bosques de coníferas y se encuentra a 2000 m de altitud, por lo que por la noche, refresca bastante. En Tusayan hay muchos servicios: restaurantes, hoteles, bancos, gasolineras, etc., así como un aeropuerto del que salen la mayoría de excursiones en avioneta o helicóptero por el Gran Cañón. No tuvimos suerte en esta etapa del viaje, y la lluvia nos acompañó gran parte de la tarde. Tras pasear por el Rim trail, a ratos bajo la lluvia, fuimos a nuestro hotel en Tusayan: Grand Canyon Plaza Resort. Correcto. Una vez instalados, salimos a cenar, y como llovía, cogimos el coche hasta el Big E, un steak house ambientado al estilo oeste, como un saloon, con generosos platos de carne recién hecha a la parrilla. Con el tiempo que hacía fuera, la verdad es que apetecía algo así.
Vista del Gran Cañón desde la Desert View Tower
Una preciosa chara californiana (Aphelocoma californica), a la entrada del south rim
Oriol posando en uno de los miradores del south Rim. Hay que decir que, en muchas zonas, no hay vallas protectoras, por lo que la prudencia debe ser la primera consejera
Una ardilla (Otospermophilus variegatus), de las muchas que abundan en el Parque
En esta ocasión es Anna la que se acerca al margen de la profunda garganta del Gran Cañón
Otra panorámica del Gran Cañón al anochecer, en que, pese a las nubes, se dejaba entrever un poco el reflejo del Sol rojizo
Un detalle de nuestra habitación en Tusayan
Uno de los platos del Big E steak house de Tusayan
Al día siguiente, 26-8-2015, amaneció de nuevo lloviendo y muy gris. Mientras tomábamos el desayuno bufett incluido en el hotel (bastante bien), ya intuíamos que la cosa pintaba mal. Esa mañana, a las 9'35 h., teníamos contratado un vuelo en helicóptero por el Gran Cañón. Una vez hicimos el check out y cargamos las maletas, fuimos al aeropuerto de Tusayan en donde se confirmaron nuestros temores: el vuelo estaba suspendido por el mal tiempo. Nos ofrecieron amablemente esperar a ver si, a mediodía, despejaba, pero después de pensarlo bien, decidimos anularlo, ya que nos esperaba la ruta 66 y Las Vegas, y no podíamos perder tanto tiempo. Nos devolvieron el dinero (que era bastante) y nos resignamos pensando aquello de que: bueno, nos lo gastaremos en Las Vegas !!! Pero eso ya será otro capítulo......
En esta crónica, además de esta etapa, podréis encontrar el siguiente contenido:
ROUTE 66, LAS VEGAS & DEATH VALLEY, N. P. SEQUOIA, N. P. & YOSEMITE, N. P.
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